Un Redactio más

miércoles, 14 de marzo de 2018

El Telefono

El País de la Piel de Toro
                              
                                             El Teléfono 
                                             1.018 palabras



Vaya otra vez soñé con mis antigua empresa, hay que joderse no desconecto. Me desperté justo ante de que sonara el despertador a las siete de la mañana.



Si, que me dejaron huella, después de salir cinco años atrás, me aseo, desayuno y bajo escalera, salgo a la calle, corro un poco, pues el bus se acerca.


Son las ocho, como todo los días, el bus se incorpora a la avda. de la albufera, está o no, el chico de los periódico, si ya le veo desde las ventanilla.

El muchacho de los 20Minutos, repartiendo periódicos a ton y son, en la boca del metro, con calor, frío o lloviendo, esta plantado como una estatua.

Ordenó parar el autobús, con el timbre que está en la barra que va hacia el techo, desde la parada del bus hasta la boca del metro, habrá unos cincuenta metros. No es mucho. Desde hace ya cuatro largo años, lo llevo haciendo el  mismo recorrido.

Le recojo un par de diarios, para dos vecinos mayores, en mi nuevo puesto de trabajo, que están impedidos, por su agarrotadas paraliticas piernas. 

Nos bajamos varias personas, está amaneciendo, con poca luz, observó que en el banco de madera, que está anclado en la acera, a dos metro de la Marquesina de la parada del autobús, al cabo de los minutos, varios autobuses descargan pasajeros.

Pero soy yo, o eso creo, que en la parte inferior del banco de láminas de madera del mobiliario público, se encuentra una carcasa de un teléfono móvil, será el protector de la parte trasera, pensé, pasó delante del banco con la intención de cogerla, pero sigo mi camino, si está a la vuelta, la cogeré.

Bajo con los periódicos, y sigue estando en el sitio, me acerco y lo recojo, el peso me da la pista que es un teléfono móvil, ¿extraviado?, supongo.

Por qué si fuera robado no estaría en el banco. En la marquesina de la parada, mientras espero, investigó, doy al botón del encendido y aparece en la pantalla, desde la seis de la mañana, un número de teléfono en intervalos de varios minutos, con el nombre de la persona que le llama Emmanuel.



Insistiendo varias veces, también observó que le queda poca batería un 7%, cojo mi libreta de apunte, y escribo el número de teléfono último, marco desde mi teléfono de empresa, varias veces y no tengo respuestas.



Desde su móvil, le devuelvo la llamada, todo está bloqueado menos las llamada de emergencia, menos mal me ahorro el ir a la comisaría a entregarlo.


Una voz, se escucha desde lejos, me identifico y preguntó por su nombre, Emanuel me responde, le comunico que me encontré su teléfono y le digo donde lo tiene que recoger.

Ya, subido en el autobús dirección a mi puesto de trabajo, un timbre de voz interior no deja de sonar, mi otro yo no para de decirme pringado más que pringado.

Por devolverlo, acuérdate cuando te lo quitaron en esta misma línea de autobús, pero otra voz más suave y menos gritona, salía del otro Yo, la identifique la del corazón.

Me apremiaba por mi savia actuación. Pringao, pringao volvió a sonar en mi cabeza, seria de mi hemisferio Norte de mi cerebro o del Sur, ¿quién sabe? O pudiera ser de mi lado izquierdo o derecho.

Ya está bien mentalmente los dije, me enfadaré, no quiero más conflicto de política, de ahora en adelante os catalogarse, como tonto bueno y tonto malo.

Jajajajaja, se rió el tonto malo, juegas a ser Dios, me respondió, ojalá le respondí, al tonto malo, de esa manera averiguar, la gran putada que nos hizo a mis antepasados, con el castigo de no entendernos en el lenguaje.

Eso os paso por pringado, me respondió la voz del tonto malo, que no os enteráis, que vais por detrás. Como los cojones del galgo, me reprimió con su manera de pensar, el tonto malo.

Tampoco sois tanto, se refirió el tonto bueno, eso sí, dais mucha más lata. La suficiente, para ir cambiadas vuestra sociedad y su manera de pensar, de hacer este mundo más justo, que os inventáis vosotros los independentistas del alma, continúo el tonto malo.

Llámame como quieras, continuo el tonto malo, pero que sepas que tú y el otro, sois unos pringados, no le hagas caso me contestó el tonto bueno.

Si ya tiene dos teléfono, el tuyo y el de la empresa, para que quieres otro, más gasto y ¿Quién sabe? Si te traería algún problema, seguro que estuviese denunciado ante la policía, y tendría que buscar alguien de confianza para borrar y activar los nuevos datos.

Pues se busca pringado, se escuchó al tonto malo. Mientras tanto apareció como caído del cielo, mi amigo Simón, puntual y fiel trabajador, que cada marte a la una y treinta se deja ver.


Le conté toda la historia paso por paso, enseñándole el teléfono identificarlo como un Aifon7, de la marca Apple. Diciendo que en España no te lo liberarán en ningún sitio a no ser, en Marrueco o Hispanoamérica.



En ese momento apareció Alejandro, el dueño del teléfono, corroborando lo que estaba escuchando de la boca de Simón.


Buenos días dije alargando mi mano para saludar Alejandro, y entregando su teléfono, diciendo en plan guasa, que por lo menos te ahorré unos cien euro, lo que a mí me costó mi Alcatel.

! Uf ¡ si fuera solo eso, me contestaron los dos a la vez, mientras Alejandro sacaba su billetera, extrayendo uno de veinte euros, entregándolo como agradecimiento.

Después de mi jornada, ya en casa, lo narre la experiencia de ese día 27 de enero 2018, cuando termine de narrar. Mi hijo dijo que él también lo hubiera devuelto, lo mismo será los genes, me pregunte.

Pues él no compra igual que yo ninguna cosa robada, y si encuentra algo también intentar localizar al dueño, así de esta manera se va cambiando el mundo para bien, no sé si él lo llegara a ver, pero la semilla ya germinó en tierra fértil.

Pringao tu hijo también, me contestó el tonto malo. 

                   Enrique Hidalgo.  para el País de la Piel del Toro













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