El País de la Piel de Toro
Enrique Hidalgo para El País de la Piel del Toro
Tengo un poco de pánico al pajarraco.
Si el Grajo vuela bajo, que el equipo de la Radio, le de a la garganta por Maripuri, y le cante bajo, para que se espante el Grajo y no se corten un carajo, y se vaya volando bajo, y que se lleve el frío al carajo.
Y si no se espanta el Grajo, que Araujo, le dé a Pepa, la de cartucho para que le tire un por tiró por debajo, y si no se espanta el Grajo, que se le eche a la cazuela, a ese Grajo, y si se le escapa ese Grajo, y nos deja su carajo.
Que se le entregue al hombre del saco, que se llama Paco, un cosaco, verraco y polaco un poco maníaco que fuma tabaco y miente como un bellaco.
Que Santa Catalina, con la quina le de un botellazo a ese carajo del Grajo, pues ese pájaro, si es un Grajo, pues se posó en aquella rama, de aquel olivo bajo, de Agustín, el majo, en el Quinto del Mágico, del fruto recogido en frío que pela, a mi me importa, un carajo que El Grajo vuela bajo, me acuerdo que El pájaro negrajo, pica a las aceitunas, como si le importara un carajo, ese zarajo, con el frió ese del carajo, que va dejando el grajo, cuando vuela bajo, ese Grajo. Que mal pájaro es, ese Grajo que vuela tan bajo y nos mete ese frió del carajo.
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