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miércoles, 12 de mayo de 2021

Aquí huele a Perro

El País de la Piel de Toro



                               Madrid 14/1/2019, 480 palabras


                              Aquí huele a perro



A primera hora de este queridísimo lunes, me encuentro barriendo el trozo de acera, correspondiente a la finca, paro de barrer, para dejar pasar a personas, que van y vienen en ese momento por la calle.

Detrás va un caballero de edad avanzada 60/70 años, venía atrás, al cruzarse conmigo, el señor me habla, diciendo que “esta calle huele a perro,” con el palo de la escoba, me dio gana de atizarle, pero desisto.

 Iba a decirle otra frase como “y a hijo de puta también”. Antes de articular el musculo bucal, mi inconsciente, me calmo. 

Dejándome pensativo por la frase del individuo, podía referirse al local de la peluquería canina y accesorios,  para mascotas. Seguro que se refirió por este recién negocio en la calle.

Mientras se alejaba, le observe por  si se dará la vuelta a mirarme. Así fue como este cabronazo, en la mitad de la calle se volvió, al verme que yo le estaba mirando, volvió la cabeza aceleró el paso, y perdiéndose por la larga avenida, le perdí de vista, al doblar la bifurcación. 

No quise dar más importancia al asunto, pero lo esporádico a lo casual, a veces te juega malos entendimientos.

La intuición, me aviso que hoy podría ser uno de esos días, que ocurren cosas extrañas y peculiares, y así fue como a las 17,20.

Me encontré el portal abierto, por tratarse de una mudanza, en el suelo al lado  del tranquillo, se encontraba una gran “caca” de perro, tendría que ser un can grande, advirtiéndole los dueños de los locales, que estaban abriendo los cierres metálicos de sus negocios. 

“Vaya regalo que te dejaron hoy “y siempre me deja  una, la pena  es que el dueño, se resbale y caiga de boca en una de ellas.

 Mira que se le llamó la atención al muchacho del pastor alemán, me dijo uno de los operarios de la mudanza, pero como si le hablara en chino, el joven guarro, decía  el trabajador.

Entré en la finca, fui al cuarto de limpieza, cogí una bolsa negra destinada a la basura, me la puse de guante y la recogí, lo más rápido posible, baldeando con agua los alrededores. 

Ya tenía experiencia en otras situaciones, cuando algunos vecinos las  pisaban llevándose los restos al interior de la casa manchando la alfombra. 

Todo hay que decirlo me dio asco, pero ante que la pisaran otros transeúntes y resbalaran y cayeran por culpa de este indeseado ciudadano. 

Hice tripa corazón y me cague en la leche que le dieron a este hijo de puta, acordándome de todos sus seres queridos, por engendrar un elemento como él.

El lunes  había más que empezado, no fue tan tranquilo como yo esperaba, en mi conmemoración del mi primer quinquenio en la empresa de servicios.


Enrique Hidalgo para el País de la Piel de Toro

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