El País de la Piel de Toro
La carta, 759 palabras
Madrid 25
enero 2019
Personajes Ficticios.
Ya venía la circular con retraso, este miércoles, Juan, el
cartero llevaba el tercer intento de entrega al titular de la misiva, para un
vecino de la comunidad.
No entregándose en su debido tiempo por la ausencia del
titular.
Para facilitarle la recogida al residente y a Juan, me
hice cargo del certificado, ofreciendo mis datos personales, para el formulario de la empresa Correos, y firmando la entrega como que me hacía cargo del certificado y acuse de recibo.
Teresa, la estaba
esperando como “lluvia en Mayo” la remitió el ayuntamiento de Benidorm, un
asunto de impuestos, de la comunidad Valenciana.
Así que al día siguiente, como quede con juan el cartero,
se me entregaría. A tenerla en mano, como si fuese una premonición al presagio futuro y como costumbre adquirida en estas experiencias con las cartas oficiales, escribí en el sobre con el
bolígrafo, la fecha/hora que fue recogida.
Me dirigí por el ancho pasillo central, del ala izquierda,
donde se encuentra parte de los buzones de correos de
la comunidad destinado a satisfacer la necesidad privada del repartidor
de epístolas del vecindario.
Busque el compartimento de Teresa, me asegure tres veces
que la echaba en casillero, nombre y apellido, piso, introduciéndose en la
casilla correspondiente en ese día 2 de
enero 2019, de las 11 hora/mañana.
Por ser una persona en avanzada edad, le facilite todo lo
que en mi mano estaba. Al día siguiente jueves 3 de enero, me crucé con ella al
mediodía en el vestíbulo, después darnos los buenos días,
La recordé que en su receptáculo estaba la carta que
esperaba desde ayer. Abrió el buzón delante de mí, ya se encontraba vacío, por
la cara de extrañeza de la señora y mía.
Allí no había nada, ni rastro de la misiva y entre en
confusión, advierto que era muy importante, le pregunte si ayer tarde abrió
el casillero, la buena señora me respondió que “no”.
Ya me empecé a mosquear, mi cabeza no paraba de
visualizarse imágenes del día anterior, por no tener mucha memoria fotográfica,
empecé a ponerme muy nervioso.
Tal vez, lo metí en otro compartimentos, por error, mire
las casillas contiguas e incluso saque las cartas de dentro, con ayuda de un pequeño gancho metálico. Devolviéndole el correo otra vez a sus destinatarios.
“No quería hacer más olas en aguas tranquilas” pero
estaba súper acojonado, si se enteraba mi supervisora o los altos cargos de la
empresa.
Al entrar otra vez en la finca la candorosa mujer, le pregunté que la reclamara a la institución correspondiente, y me contesto que no sabía en
qué órgano administrativo se tenía que dirigir, poniendo más arena en la
maquinaria.
En ese momento se acercó Pascual en la sección de buzones para abrir su compartimiento correspondiente de correos, contándole
lo preocupada que estaba por la pérdida del manuscrito, que perdió el
conserje.
Pero un gesto malévolo vi en su rostro dirigiéndose a Pascual
y guiñando un ojo. Receloso al ver su gesto, me llevó por otro lado mi
sospecha.
Le sobraba picardía a la senil anciana, “ya me decían algunos compañeros que algunas personas
octogenarias demoran mucha sagacidad y astucia con empleados por cuenta ajena”.
Pero no me lo podía creer, que me estaba gastando una broma macabra y de mal gusto.
Esa noche en casa, dándole vuelta con la desaparición del
escrito, no pude conciliar el sueño. Al día siguiente, en mi entrada al trabajo,
la llame por el teléfono interior, explicándole lo que iba hacer.
Como en la urbanización, están conectadas al circuito
cerrado las cámaras de vigilancia, una de ellas enfoca los buzones de correos,
voy a ir a la policía, a denunciar el robo del documento.
Necesito su número de identidad. No me dejo de terminar,
alegando que la correspondencia, la tenía encima de la mesa del salón y que no
se dio cuenta a ser un sobre normal, no lo hizo caso y estaba tapado con otras publicidad.
Os imagináis mi irritación, podéis imaginaros, como está
uno, faltó una gota para colmar el vaso para tomar una servera decisión, en pedir mi traslado en septiembre a otro destino, una difícil decisión, hablar
con mis jefes y pedir una salida para a otra comunidad.
La vida sigue siendo de dura e injusta con aquellas
personas, que depende de otras persona, como la de Teresa, quiero pensar que fue una acción picara de aburrimiento.
Ya que cuando empecé a trabajar en este gremio en el año 2012, comprobé y no era por ser tan inexperto, que los Porteros y Conserjes de Fincas Urbanas, eran el papel que se limpiaba el culo algunos vecinos.
Una profesión de gente esclava y bufona para este tipo de personas, días después me enteré que Con-Serje era una palabra compuesta de una proposición y adjetivo que venía del latín milenario, haciendo referencia a ( Esclavos Doméstico) Manda Huevos, como decía un ilustre político del Siglo XX.
Pero el susto de estos tres días, que me lleve,
prometiendo que no volvería a recoger cualquier carta que viniera certificada.
Pero mi experta profesión, eficaz y competente
en mi día a día, la balanza del
bien, pesa más que la maldad estas personas, que no saben que el tiempo de su ocio puede
ser perjudicial para otras individuos.
Recogiendo dos cartas certificada de dos vecino, semanas después a este desagradable experiencia, los remitentes era dos hospitales de nombre diferentes, quizás sean para una prueba muy urgente en realizar y
no hay tiempo que perder.
Posdata:
Me dijeron algunos vecinos que todavía tengo contactos con ellos, que Teresa desapareció de la faz de este mundo, en 2024. ' Que Dios se apiade de ella'
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