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domingo, 15 de noviembre de 2020

Las LLaves

El País de la Piel de Toro


                                             Madrid 22 de julio 2020
                               1.621 palabras


Ayer mañana recibo a las 9,47 horas, una llamada de la doctora, recordándome que el día 23 tenemos la consulta vía telefónica. La digo que si, ya la tenía pendiente. Nos decimos adiós, y colgamos. Minutos después me dejó que pensar, lo más sensato que llamará la persona auxiliar o administrativa del centro. 

Algunas veces pienso si no están ellos implicados en hacer un estudio de mí ser, pues no me quieren quitar las pastillas, son muchos años, y según ella son las más flojas del mercado. Según los prospecto, son para que me sienta más seguro y no me de por pensar que me pasan las incidencias o pequeños accidentes de personas que quieren hacerme daño. Pues eso lo creo desde 2008, me pasan cosas fuera de lo habitual y no tomo drogas ni bebo alcohol desde que estoy tomando pastillas desde esa fecha que fui al centro médico Psiquiatra, no temo por mi vida, pues si no me han quitado del medio antes?,  no creo que lo hagan ahora.

 Pero si están dispuestos a volverme loco, quizás sea este esa es la mejor forma de quitarme del medio. No se porque afán?, me preguntó muchas veces. A quien hice daño?, para que me pasen estas cosas, material de novela de Stephen King,  en un País de sectarismos, tal vez algún tipo de persona la ofendí?, perteneciente alguna organización legal, puesto que si fuera ilegal ya me hubiesen  borrado del mapa. Así que pasó ya de comerme el coco, el día trascurrió en lo normal. 

Al medio día me quedé en el cuarto leyendo, estaba cansado del lunes que fui al centro de Madrid, planeando mi nueva salida el martes marcharía a Santa Eugenia después de comer, cogería el tren hasta ese barrio, desde hace años tengo en mente ir para fotografía el monumento que hicieron a las víctimas del terrorismo 11 de Marzo. Pues no veo el momento, por eso este martes iré, si nadie me lo impide. 

A las 20.00 horas, cierro con las llaves, el, establecimiento y las meto en el bolso de mano y luego lo meto en la mochila, como siempre hago. En la calle me quedo hablar con los dos porteros, cinco minutos después  nos despedimos, a mi me queda una hora por llegar a casa. En el autobús de regreso a casa desde la estación del ferrocarril, guardo el abono transporte en el bolsillo correspondiente y sacos las llaves de casa,  cierro el bolso y después la mochila.

 Abro las puertas de la urbanización y la de casa y vuelvo a introducir las llaves en el bolso, lo saco de la mochila y lo dejo encima de la silla,  después de cenar a eso de las diez miro el Twitter, uno de los mensajes piden que contemos o que mandemos un escrito a una dirección de correo electrónico,  es un concurso de relatos, expira el 31/7/2020, yo  mando dos que ya estaba realizados, uno de ellos el número trece, lo envió por correo electrónico, después me arrepentí de enviarlo, los colaboradores dejaban ver el símbolo de la universidad CEU, figuraciones mías, creo que es una universidad católica,  a lo mejor está aquí el principio de mi malestar, ya que el escrito se desarrolla con la cábala  de referencia a la última cena, no decía nada malo, pero el personal es muy sensibles con algunos temas y alguno individuos son menos sensatos en temas del humor.

 Intuí algo fuera de lo normal, entonces aparecieron en la noche una enorme cantidad de relámpagos iluminando la calle después del apagón de las farolas públicas, seguidos de rayos y truenos dejando aguaceros en mi barrio. La noche refresco y no pude coincidí al sueño. Hoy miércoles 22, como todo los días, volví a sacar del bolso, el abono transporte, me lo meto en el bolsillo del pantalón, saque las llaves para cerrar la puerta de la calle, las guarde en el bolsillo del bolso, a este lo introduje en la mochila junto con la bolsa de la tartera y cerré la mochila, hasta las, las ocho y media cuando llegue a la estación del pinar de Chamartín. 

Donde, volví hacer la misma operación, guarde el abono, cogería las llaves del trabajo, pero esta no estaban en su compartimento, como venía el metro, lo deje hasta que no llegara a mi estación de destino. Allí baje del coche y me fui al banco más cercano, y la rebusque, pero no estaban.  Llegue a la finca y llamé por teléfono al anterior presidente para que me dejara un juego, le expliqué mis sospecha de que me la quitaron del bolso,  a no ser que anoche me diera un lazus, y las sacará del bolso y estuviesen por casa tirada.  Esperaré hasta mi hora de salida para ir a casa, antes de poner una denuncia el la comisaría por robo. 

Dios quiera que esté en casa, lo averiguaré en unas horas.  Mi escapada a Santa Eugenia, tendré que aplazar lo para otro día,  si llevo esos años esperando en ir, unos día más puedo aguantar. Me cambio y salgo pitando hacia el metro, me toca esperar, luego cojo el tren en nuevo ministerio, también tarda, se nota que han quitado coches. O saben que estoy viajando e impiden que llegue a mi hora, eso se puede hacer ponerse en contacto con los maquinistas por mediación del teléfono móvil, condicionándolos para que tarde más de la cuenta el tren sin salir de la estación, o simplemente en la central atrasar los convoy, es fácil localizarme con mi código del bono trasporte a pasar por el torno, saben con antelación, en que convoy viajo.  Parece que en Atocha recuperamos unos minutos para perderles en la estación de Entreveías, son la 15.00 horas, y lleva más de 10 minutos parado el ferrocarril en el andén de la estación. 

Por fin arranca me preparo para salir en la otra parada. Voy hacia la parada del autobús, se tuvo que ir hace nada, doy media vuelta para ir al otro lado de la estación y coger el otro bus, que también me viene bien, retrocedo unos pasos y el coche entra en la parada, bajan los viajeros y en los paneles informativos informa que sale en 10 minutos,  me espero, el conductor se entretiene con su móvil, cuando entró preguntó al conductor si ayer tarde les dejaron algunas llaves en esta línea, me responde  no. Llegó a casa, y busco y rebusco, nada de nada. 

Pienso en mandar a mi mujer un Wapsa, por el grupo de la familia,  para decirle que perdí las llaves, pero  lo descarto, no creo que algunos de ellos me las cogieron por equivocación, aparte les crearía angustias o me echarían la bronca por ser tan irresponsable. Cómo como los pavos corriendo y me voy, en la parada al minuto viene el bus que baja hacia la estación. 

En la estación del tren anunciando en el panel informativo, mi vehículo tardará 15 minutos, voy con tiempo, hasta que en Atocha el convoy se para más de la cuenta, las puertas siguen abierta, por el andén va una persona de seguridad mirando cada coche desde el andén, cuando llega a mi altura se queda mirándome, cuando sobrepasa el vagón en la otra puerta hace lo mismo,  cuando puedo verlo de cuerpo entero, lleva el cinturón lleno de balas en costado derecho un revólver, atrás las esposas y en el otro lado la porra. 

 A lo mejor soy sospechó, quién sabe, lo que  habrán hablado mis adversarios?, también noto en los vigilantes del metro cierta intuición de observación  hacia a mi. Quiero pensar que son figuraciones mías, aunque algunos agentes de la policía Nacional, de la comisaría de retiro intentaron colarme un marrón, no sé si mañana iré a otra comisaría a denunciar el robo de las llaves, me imagino que no todos los polis y comisarios están amañado como otros gremios, quiero pensar que están ahí, para protegernos  y no proteger a los malos, pero en mi caso, esa vez echaron mano a quien tiene una nómina y pueda pagar los tratos sucios de otro, pero le salieron rana, hasta montaron tal paripé que tuve que declarar en los juzgados de plaza de castilla. 

Eso existió, existe y existirá, no todos somos personas nobles, en cuanto te descuides te la meten dobladas, y más ahora que las personas no tienen miedo, a las multas ni a la cárcel,  no puedo asegurar si a la muerte también, sabiendo la irresponsabilidad de algunos frente a esta pandemia. 

 Bueno pero lo que a mí me interesa es averiguar lo que me pasa y cuánto más rápido me curé, más mejor para mí esto es un sin vivir, cada mes tengo una puntería de estas, tal vez está consecuencia alucinógena es producida por un quiste que me detectaron en 2012 en el cerebelo?. 

 Lo que sea será, haber si llego a la jubilación y puedo bajar la guardia, si me dejan? y no tengo ningún percance durante estos nueve años que me quedan para el disfrute de mi pensión. Estado casi toda la noche sudando, sería el calor?, Y me he sobresaltado al escuchar el despertador, en cuanto desayuné me marcharé a la comisaría más cercana y pondré la denuncia  a la sustracción de la llaves.

 En cuanto abro la puerta de la calle, pongo los pies en el descansillo, escucho la fuerte voz de la mujer que me reclama en el dormitorio, voy corriendo hacia ella y me dice: “ no te olvides de coger las llaves, cariño,” efectivamente , estaban encima de la mesilla, que “ cabeza la mía”. 


 Enrique Hidalgo  para El País de la Piel de toro

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