Un Redactio más

martes, 8 de octubre de 2013

La acacia

El País de la Piel de Toro








 

Madrid 27/9/2013


Un café y marchando, en la rutina diaria me deja unos minutos, saboreando en la sobremesa, del exquisito liquido negro. Saliendo después, para las obligaciones, laborables de este día. Que no es un día cualquiera.

La Romería, me acuerdo de la ultima de esto hace ya bastantes años. El recuerdo lo llevo presente, por una cosa por otra, cada veintisiete de septiembre, no consigo ir, el destino me marca otras razones de peso.

Eso no me quita que llegando esta fechas, me acuerde de la feria.
Según caminaba, el run, run, no dejaba de sonar, en mi cabeza, también estaba el recuerdo de mi padre, el no se perdía ningún año la romería.

El echo de ir a Belén, le fascinaba, cuatro años atrás una muerte anunciada antes, le rebato la existencia seccionando su presente , gozando de sus futuras romerías y fiestas de San Miguel.

El run, run, no se iba de mi cabeza hoy, como seis años atrás, a ultimo de agosto, cuando el gigantesco y centenario Olmo de la Pradera, cayó derrotado, abatido, hundido, con un simple soplo de aire como el de hoy. Me acercaba a mí destino, cuando pensando en el viejo olmo, las ramas caídas y amontonadas.

Escuches en lo alto de la Acacia, las vibraciones producidas por un desgarrador crujido, la vista se me fue a lo alto, donde detecte el rugido, olvidándome del reciente coche aparcado debajo de ellas, que sus ocupantes se disponían a salir.

Viendo como una, fuerte larga y ancha rama de la Acacia, se desplomaba, verticalmente, sobre el capo, parabrisas del citado coche, escuchando después, un aterrador grito femenino.

Gracias a Dios, como se dice, en este tipo de accidentes meteorológicos, no paso grande males. Tan solo un simple ataque nervioso y ansiedad por la protagonista, que sofocado por los medios sanitarios correspondientes.

Yo di gracia, que la pesada rama estuviese en el lado de la calzada, de lo contrario me hubiese caído encima, y Dios sabe lo que me hubiese ocurrido.

Pero me acorde del olmo caído en Belén y una anécdota más a mi reciente aventura rutinaria, que hacia las cinco de la tarde, se levanto un leve viento. En la calle Rodrigue Marin esquina Jiloca de,este veintisiete de septiembre del dos mil trece.

Con el resultado, parte de la vieja acacia fue abatida por un aire, que un mismo viento que años atrás, acabó con el viejo y centenario Olmo, le dejo abatido para siempre de muerte.

Los servicios de Bombero de la Comunidad de Madrid, fueron después despojando el resto de la vieja Acacia, Haciendo leña, del Árbol Caído. Somos, como esos viejos Arboles, frágiles ante la Madre naturaleza.


Enrique hidalgo para El País de la Piel del Toro
 
Viejo Olmo centenario de Belén ( Badajoz)
 
Acacia después de la caída de la rama




No hay comentarios:

Publicar un comentario

dejen cualquier comentario. les responderé en cuanto me sea posible, gracias.