El País de la Piel de Toro
Madrid
27/9/2013
Un
café y marchando, en la rutina diaria me deja unos minutos,
saboreando en la sobremesa, del exquisito liquido negro. Saliendo
después, para las obligaciones, laborables de este día. Que no es
un día cualquiera.
La
Romería, me acuerdo de la ultima de esto hace ya bastantes años. El
recuerdo lo llevo presente, por una cosa por otra, cada veintisiete
de septiembre, no consigo ir, el destino me marca otras razones de
peso.
Eso
no me quita que llegando esta fechas, me acuerde de la feria.
Según
caminaba, el run, run, no dejaba de sonar, en mi cabeza, también
estaba el recuerdo de mi padre, el no se perdía ningún año la
romería.
El
echo de ir a Belén, le fascinaba, cuatro años atrás una muerte
anunciada antes, le rebato la existencia seccionando su presente ,
gozando de sus futuras romerías y fiestas de San Miguel.
El
run, run, no se iba de mi cabeza hoy, como seis años atrás, a
ultimo de agosto, cuando el gigantesco y centenario Olmo de la
Pradera, cayó derrotado, abatido, hundido, con un simple soplo de
aire como el de hoy. Me acercaba a mí destino, cuando pensando en el
viejo olmo, las ramas caídas y amontonadas.
Escuches
en lo alto de la Acacia, las vibraciones producidas por un
desgarrador crujido, la vista se me fue a lo alto, donde detecte el
rugido, olvidándome del reciente coche aparcado debajo de ellas, que
sus ocupantes se disponían a salir.
Viendo
como una, fuerte larga y ancha rama de la Acacia, se desplomaba,
verticalmente, sobre el capo, parabrisas del citado coche, escuchando
después, un aterrador grito femenino.
Gracias
a Dios, como se dice, en este tipo de accidentes meteorológicos, no
paso grande males. Tan solo un simple ataque nervioso y ansiedad por
la protagonista, que sofocado por los medios sanitarios
correspondientes.
Yo
di gracia, que la pesada rama estuviese en el lado de la calzada, de
lo contrario me hubiese caído encima, y Dios sabe lo que me hubiese
ocurrido.
Pero
me acorde del olmo caído en Belén y una anécdota más a mi
reciente aventura rutinaria, que hacia las cinco de la tarde, se
levanto un leve viento. En la calle Rodrigue Marin esquina Jiloca
de,este veintisiete de septiembre del dos mil trece.
Con
el resultado, parte de la vieja acacia fue abatida por un aire, que
un mismo viento que años atrás, acabó con el viejo y centenario
Olmo, le dejo abatido para siempre de muerte.
Los
servicios de Bombero de la Comunidad de Madrid, fueron después
despojando el resto de la vieja Acacia, Haciendo leña, del Árbol
Caído. Somos, como esos viejos Arboles, frágiles ante la Madre
naturaleza.
Viejo Olmo centenario de Belén ( Badajoz) |
Acacia después de la caída de la rama |
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