Madrid 14/1/3/2023
El accidente.
637 palabras.
El fin de semana lo tenía planeado para visitar a mi amigo Paco en el hospital, después de someterse hace veinte días a una grave operación en su garganta.
El domingo después de comer me senté en el sofá, y la verdad es que me quedé medio dormido.
Una voz autoritaria me sacó de mi amodorrado estado diciendo : "es mejor que te vayas ya, y así bienes más temprano".
Pues sí,respondí a mi mujer, me fui a vestir y alrededor de las cuatro de la tarde bajé de casa, y nada más cerrar la puerta del portal.
Por la avenida subía el autobús, corrí hacia la parada cincuenta metros más arriba del portal, pero no llegue el bus iba demasiado deprisa y en la parada solo subió una persona y arrancó.
Joder que rabia, ahora me tocará subir la calle arriba, hacia la Avda de la Albufera, donde cogería otro autobús que me llevaría directo a la clinica.
Invertir diez minutos en el corto paseo hasta la Avda. Al llegar el autobús entraba en su parada, intente cruzar la calle pero como si estuviera ese Murphy merodeando. La calzada se llenó de coches en ambas direcciones en esos segundos.
Cuando pude cruzar ya era demasiado tarde, el bus ya arrancó y se desplazaba lentamente calle abajo.
Me senté en el banco, dentro de la marquesina a la espera del siguiente, en el panel de información de la parada, me indicaba veinte minutos.
Me llamó la atención en la rotonda de Miguel Hernández, en la Avda de la Albufera, esquema con la calle Rafael Alberti, se encontraba un Samur y un coche de la policía municipal.
Pensé que sería un atropello, pues en ese semáforo la gente no tiene paciencia y cruza la calzada hacia la boca del metro, que se encuentra al otro lado de la peligrosa calle, antes de ponerse en ámbar o rojo, el indicador para los vehículos que circulan a más velocidad de la permitida por la vía pública.
Ya en la marquesina me senté y esperé a que apareciera en el panel de información del tiempo en espera en la parada de la EMT.
Segundo después apareció el aviso en el panel digital de la cubierta de la parada del bus.
El autocar que me llevaría a las puertas del hospital pasaría en veinte minutos, por este baldaquino.
Miré calle arriba hacia la rotonda del incidente, enfrente se encuentra la parada anterior de mi autobús.
Estaba a unos metros, me llevaría unos diez minutos recorrer la calle arriba y me enteraría del alboroto de los coches de emergencia.
Diez minutos después estaba en la parada anterior de los autobuses y enfrente se encontraban los coches implicados en ese incidente.
Con varios agentes de emergencia dirigiendo el tráfico y escribiendo y tomando fotografía, del contratiempos y del suceso ocurrido minutos antes de mi llegada.
Me fui directamente a la marquesina con mi teléfono e hice algunas fotografías del impacto de los dos coches destrozados, uno de ellos en la mediana y el otro a unos metros de él en la mitad de la calzada.
Enfrente de la parada a pocos metros y ajenos del accidente, se encuentra una cafetería y en su terraza, ajeno a la circunstancia del percance del incidente de esta soleada y calurosa tarde de domingo.
Se encontraba llena sus mesas y sus sillas de hombres, mujeres ancianos y niños jugueteando en el recinto al aire libre de este velador de terraza de este solarium y pequeño espacio público de algunos bares restaurantes o cafeterías tan necesaria son para evadir u olvidar cualquier incidente ajenos en sus horas de ocios de este plácido Domingo para algunos y desagradable para otros.
Enrique Manuel Hidalgo para El País de la Piel de Toro.