19-10-2011 Una aventura animal en la Ciudad
Llevo
una par de días, escuchando, el run, run, de los dichosos pajaritos
como son las Urracas, su canto o chillidos, son como si estuviesen
enfadadas. De muy niño me gustaba, su colorido blanco y negro,
recordando a los hábitos de las monjitas, con esta definición, creía que
serían buenas compañeras, como mascota y sobre todo, que me imaginaba
que la reina doña urraca, la tenía a montones, como las gentes del
pueblo tienen el Palomar, por afición, es lo que te decían.
Pero
me fueron quitando la ilusión, los amigos de mi misma edad. Diciendo
que esos pajarracos, esconde todo lo que encuentra en las casas, no me
lo creía, pero corría muchas leyendas, sobre todo rurales, de qué
personas le echaron las culpa de haber robado, un anillo, joya, o algo
parecido como dorado, que luego al cabo de los años encontraba.
Debajo
de una teja, ¿sería cierto esto que me decían? me preguntaba una y otra
vez, sigo preguntándome, si es verdadero o falso. Algo de real tiene
que haber, si no a Doña Urraca, no le habrían sacado en el cómic, como
una vieja ruin, nariz larga moño y vestida siempre de luto. El San
Benito te lo ponen fijo, mentalmente me lo respondía.
Decidí
no contar mí ansias de tener como mascota, una urraca, aborreciendo ya
su compañía, un día me preguntaron, que animalito me gustaría, le
respondí un jilguero, por lo menos era de colorines y cantaba, seguro
que me alegraría el día, semanas después la abuela, me regaló un
jilguero. Pero el pajarito echaba de menos su libertad y un día
aprovechó que estaba la puerta abierta, para ponerle agua, y voló, ni se
despidió, cantando.
Se fue alejando, quise recordar que imita a Nino Bravo en su canción Libre, que poderío de cante que lastima, dije.
En
fin, decidí que lo mejor para tener mascota, era ir al retiro y después
a la casa de campo. Años después rondaría 1997/8. Me despertaron unos
horripilantes chillidos, muy agudos, como cuando pasan los bordes de una
tiza, en el encerado, bromas que se hacía muy a menudo en clase de
secundarias, que algunos se tapaban los oídos, por el desagradable
ruido.
Me
asomé ala ventana, intentando visualizar, con la mirada, la
procedencia del dichoso griterío animal. En la negativa visión, me hizo
buscar otro Ángulo, desde otra ventana, más al sur.
Un gato negro, estaba abajo en los alrededores de un local vacío, en lo alto, en el árbol en frente del escenario,
se
encontraba tres bultos negros, uno de ellos, se tiró en picado, hacia
el suelo, desplegando su largas alas negras blancas, ancho cuerpo
blanco y su cola en abanico, hacia el gato, pensé que el gato se pondría
de pie, con las uñas agarrando al pajarraco, como hacen con el ovillo
de lana, pero fue un pensamiento erróneo, en el momento que la urraca,
se iba a posar en el lomo del gato, como su fuera un avión escondiendo
su tren de aterrizaje.
Las garras, con su dos alas le golpeo al gato, este ni se inmuto de donde vino el golpe, estaba a tentó a otra urraca. Yo desde arriba estaba alucinando, con tanto gritos de urracas, el gato estaba como aturdido, otro pajarraco se poso más cerca del gato, después otro, un tercero en picado hacia el intruso golpeándole otra vez, y otra volviendo una de ella al árbol, a los diez minutos aparecieron dos urracas más, le estaban dando al gato una somanta de palo, que el animal, que se quedó como hipnotizado. Recordé cómo la infantería, se vuelve indefensa, frente a la aviación.
No
puedo explicar más, la arriesgada misión aérea, frente al infante gato,
pasaba de la hora de mi salida y la batalla seguía. Siempre he dicho
que la unión, hace la fuerza, pero estos pajarracos, más que unidos creo
que saben, tiene inteligencia. Por la presente carta, Señor Araujo, me
gustaría, que me informara ¿por qué? Este comportamiento tan extraño,
de estos animales de Ciudad.
Un Saludo Enrique Hidalgo.
FW: AraujoSuject: Araujo
15-1-11
En un lugar no muy lejano de la jungla, en el bosque conocidos por aquellos, los paseantes Mediterráneos.
Que los protagonistas de este cuento histórico, ni si quieran quieren acordarse,--(EstoMesuena)http://www.rtve.es/alacarta/audios/esto-me-suena-las-tardes-del-ciudadano-garcia/ -no lo recuerdas.
Una parejita de jóvenes enamorados y progresistas (ambos creían en el futuro y en la conservación de su, libertad)
La
niña referida a este cuento, le gustaba de esconder sus largos
cabellos, con una caperuza (como las que se tapa a los Bolis ), pues
siempre iba subida en la Vespa, ella atrás, la caperucita le venía muy
bien, para proteger sus cabellos limpio de la suciedad levantada del
suelo, por la gran velocidad a que la llevaba siempre su novio ( era un
galgo) esta pareja querían conocer mundo , no quiere esclavizarse.
Con el mundo consumista, como lo hacían sus antepasados, nadie sabía su nombre, jamás se lo preguntaron. En la jungla la conocían por la roja,- ese nombre se lo pusieron a aquellas personas que se cruzaban con ella en el camino hacia el bosque--- corre la leyenda que era una gran chapa roja, con imperdible como la que aparece en determinadas paginas del Facebook, con una gran Oreja. Pero la suya tenía dibujado, un gran Pece, que le servía de sujeción a la caperuza, cuando viajaba en la Vespa.
Como en cualquier bosque, esta tenía una casa palacio, encantada- se la conocía por la Moncloa- pues todo aquel que entraba salía mal parado. En su gran pradera, Isidro el guardes, dejaba merendar alrededor del pozo, este del agua es milagroso, corrían las voces, de un lugar a otro. Los amantes sacaron los apaños, en la cesta de la comida, fue sacando el jamón, queso, embutido, pan, vino, y algo más un paquete envuelto en papel duro, que a la del Pece, se lo enviaron de Alicante, un Moro o cristiano de Alcoy.
En el instante que el paquete fue depositado, sobre el mantel que la pareja depósito en el suelo. Como si fuera el genio, el figura del paquete se transformó, en un horripilante bicho feo, creemos que fue un lobo. La pareja del susto se fue corriendo, con tan mala suerte que la roja del pce, tropezó cayendo al suelo, en ese momento el lobo o lo que sea, le dijo que no se la podía comer a ella, que hizo un pacto con uno cazador, me ofrece un 5 jotas a cambio de que ellos te coman, a impuesto para toda la vida, sabes señorita que yo paso de ti, y el bicho o el lobo se fue sin ante llevarse el jamón y el queso.
La parejita de la Vespa, decidieron que harían lo posible para frenar estos abusos a los amantes y decidieron crear ellos CCOO (Comidas, Campestres, Obreras, Ondiquieras) y estuvieron muchos, muchos, pero muchos años en primera filas del campo. Hasta que un sábado no cualquiera, la Pepa esa que la llaman la constitución, pues sabe de todo, lo mismo del clima, que de derecho de música, de rebajas, libros, baile, mucho humor, comer y cantar.
No es amiga del grajo, le ofreció a la de la chapita, que volviera a la lucha los fines de semana, que hay demasiados lobos esos bichos horripilantes, que se encontró años atrás en la pradera, Cristina que por fin dijo su nombre, que llamaran a la perrera municipal, si se encontraran bichos horripilante lobos o como se llamen.
Con el mundo consumista, como lo hacían sus antepasados, nadie sabía su nombre, jamás se lo preguntaron. En la jungla la conocían por la roja,- ese nombre se lo pusieron a aquellas personas que se cruzaban con ella en el camino hacia el bosque--- corre la leyenda que era una gran chapa roja, con imperdible como la que aparece en determinadas paginas del Facebook, con una gran Oreja. Pero la suya tenía dibujado, un gran Pece, que le servía de sujeción a la caperuza, cuando viajaba en la Vespa.
Como en cualquier bosque, esta tenía una casa palacio, encantada- se la conocía por la Moncloa- pues todo aquel que entraba salía mal parado. En su gran pradera, Isidro el guardes, dejaba merendar alrededor del pozo, este del agua es milagroso, corrían las voces, de un lugar a otro. Los amantes sacaron los apaños, en la cesta de la comida, fue sacando el jamón, queso, embutido, pan, vino, y algo más un paquete envuelto en papel duro, que a la del Pece, se lo enviaron de Alicante, un Moro o cristiano de Alcoy.
En el instante que el paquete fue depositado, sobre el mantel que la pareja depósito en el suelo. Como si fuera el genio, el figura del paquete se transformó, en un horripilante bicho feo, creemos que fue un lobo. La pareja del susto se fue corriendo, con tan mala suerte que la roja del pce, tropezó cayendo al suelo, en ese momento el lobo o lo que sea, le dijo que no se la podía comer a ella, que hizo un pacto con uno cazador, me ofrece un 5 jotas a cambio de que ellos te coman, a impuesto para toda la vida, sabes señorita que yo paso de ti, y el bicho o el lobo se fue sin ante llevarse el jamón y el queso.
La parejita de la Vespa, decidieron que harían lo posible para frenar estos abusos a los amantes y decidieron crear ellos CCOO (Comidas, Campestres, Obreras, Ondiquieras) y estuvieron muchos, muchos, pero muchos años en primera filas del campo. Hasta que un sábado no cualquiera, la Pepa esa que la llaman la constitución, pues sabe de todo, lo mismo del clima, que de derecho de música, de rebajas, libros, baile, mucho humor, comer y cantar.
No es amiga del grajo, le ofreció a la de la chapita, que volviera a la lucha los fines de semana, que hay demasiados lobos esos bichos horripilantes, que se encontró años atrás en la pradera, Cristina que por fin dijo su nombre, que llamaran a la perrera municipal, si se encontraran bichos horripilante lobos o como se llamen.
Y
de esta manera como lo cuentos querido amigos se a cabo esta pequeña
historia. El horripilante bicho o lobo, se tuvo que volver otra vez a su
bosque el de Alicante, el ansia de los cinco Jotas, le fue desgastando
su fuerte colmillos hasta perder las dentaduras completas, volviendo a
alimentarse del blando turrón a la piedra.