El País de la Piel de Toro
Madrid 22 de julio 2020
1.621 palabras
Ayer
mañana recibo a las 9,47 horas, una llamada de la doctora, recordándome que el
día 23 tenemos la consulta vía telefónica. La digo que si, ya la tenía
pendiente. Nos decimos adiós, y colgamos. Minutos después me dejó que pensar,
lo más sensato que llamará la persona auxiliar o administrativa del centro.
Algunas
veces pienso si no están ellos implicados en hacer un estudio de mí ser, pues
no me quieren quitar las pastillas, son muchos años, y según ella son las más
flojas del mercado. Según los prospecto, son para que me sienta más seguro y
no me de por pensar que me pasan las incidencias o pequeños accidentes de personas
que quieren hacerme daño. Pues eso lo creo desde 2008, me pasan cosas fuera de
lo habitual y no tomo drogas ni bebo alcohol desde que estoy tomando pastillas
desde esa fecha que fui al centro médico Psiquiatra, no temo por mi vida, pues
si no me han quitado del medio antes?, no creo que lo hagan ahora.
Pero si están
dispuestos a volverme loco, quizás sea este esa es la mejor forma de quitarme
del medio. No se porque afán?, me preguntó muchas veces. A quien hice daño?,
para que me pasen estas cosas, material de novela de Stephen King, en un País de sectarismos, tal vez algún tipo
de persona la ofendí?, perteneciente alguna organización legal, puesto que si
fuera ilegal ya me hubiesen borrado del
mapa. Así que pasó ya de comerme el coco, el día trascurrió en lo normal.
Al
medio día me quedé en el cuarto leyendo, estaba cansado del lunes que fui al
centro de Madrid, planeando mi nueva salida el martes marcharía a Santa Eugenia
después de comer, cogería el tren hasta ese barrio, desde hace años tengo en
mente ir para fotografía el monumento que hicieron a las víctimas del
terrorismo 11 de Marzo. Pues no veo el momento, por eso este martes iré, si
nadie me lo impide.
A las 20.00 horas, cierro con las llaves, el,
establecimiento y las meto en el bolso de mano y luego lo meto en la mochila,
como siempre hago. En la calle me quedo hablar con los dos porteros, cinco
minutos después nos despedimos, a mi me
queda una hora por llegar a casa. En el autobús de regreso a casa desde la
estación del ferrocarril, guardo el abono transporte en el bolsillo
correspondiente y sacos las llaves de casa,
cierro el bolso y después la mochila.
Abro las puertas de la
urbanización y la de casa y vuelvo a introducir las llaves en el bolso, lo saco
de la mochila y lo dejo encima de la silla, después de cenar a eso de las diez miro el
Twitter, uno de los mensajes piden que contemos o que mandemos un escrito a una
dirección de correo electrónico, es un
concurso de relatos, expira el 31/7/2020, yo mando dos que ya estaba realizados, uno de
ellos el número trece, lo envió por correo electrónico, después me arrepentí de
enviarlo, los colaboradores dejaban ver el símbolo de la universidad CEU,
figuraciones mías, creo que es una universidad católica, a lo mejor está aquí el principio de mi
malestar, ya que el escrito se desarrolla con la cábala de referencia a la última cena, no decía nada
malo, pero el personal es muy sensibles con algunos temas y alguno individuos
son menos sensatos en temas del humor.
Intuí algo fuera de lo normal, entonces
aparecieron en la noche una enorme cantidad de relámpagos iluminando la calle después
del apagón de las farolas públicas, seguidos de rayos y truenos dejando
aguaceros en mi barrio. La noche refresco y no pude coincidí al sueño. Hoy
miércoles 22, como todo los días, volví a sacar del bolso, el abono transporte,
me lo meto en el bolsillo del pantalón, saque las llaves para cerrar la puerta
de la calle, las guarde en el bolsillo del bolso, a este lo introduje en la
mochila junto con la bolsa de la tartera y cerré la mochila, hasta las, las
ocho y media cuando llegue a la estación del pinar de Chamartín.
Donde, volví
hacer la misma operación, guarde el abono, cogería las llaves del trabajo, pero
esta no estaban en su compartimento, como venía el metro, lo deje hasta que no
llegara a mi estación de destino. Allí baje del coche y me fui al banco más
cercano, y la rebusque, pero no estaban.
Llegue a la finca y llamé por teléfono al anterior presidente para que me
dejara un juego, le expliqué mis sospecha de que me la quitaron del bolso, a no ser que anoche me diera un lazus, y las
sacará del bolso y estuviesen por casa tirada.
Esperaré hasta mi hora de salida para ir a casa, antes de poner una
denuncia el la comisaría por robo.
Dios quiera que esté en casa, lo averiguaré
en unas horas. Mi escapada a Santa
Eugenia, tendré que aplazar lo para otro día, si llevo esos años esperando en ir, unos día
más puedo aguantar. Me cambio y salgo pitando hacia el metro, me toca esperar,
luego cojo el tren en nuevo ministerio, también tarda, se nota que han quitado coches.
O saben que estoy viajando e impiden que llegue a mi hora, eso se puede hacer
ponerse en contacto con los maquinistas por mediación del teléfono móvil, condicionándolos para que tarde más de la cuenta el tren sin salir de la estación, o simplemente
en la central atrasar los convoy, es fácil localizarme con mi código del bono
trasporte a pasar por el torno, saben con antelación, en que convoy viajo. Parece que en Atocha recuperamos unos minutos
para perderles en la estación de Entreveías, son la 15.00 horas, y lleva más de 10
minutos parado el ferrocarril en el andén de la estación.
Por fin arranca me
preparo para salir en la otra parada. Voy hacia la parada del autobús, se tuvo
que ir hace nada, doy media vuelta para ir al otro lado de la estación y coger
el otro bus, que también me viene bien, retrocedo unos pasos y el coche entra
en la parada, bajan los viajeros y en los paneles informativos informa que sale
en 10 minutos, me espero, el conductor
se entretiene con su móvil, cuando entró preguntó al conductor si ayer tarde
les dejaron algunas llaves en esta línea, me responde no. Llegó a casa, y busco y rebusco, nada de
nada.
Pienso en mandar a mi mujer un Wapsa, por el grupo de la familia, para decirle que perdí las llaves, pero lo descarto, no creo que algunos de ellos me
las cogieron por equivocación, aparte les crearía angustias o me echarían la
bronca por ser tan irresponsable. Cómo como los pavos corriendo y me voy, en la
parada al minuto viene el bus que baja hacia la estación.
En la estación del
tren anunciando en el panel informativo, mi vehículo tardará 15 minutos, voy
con tiempo, hasta que en Atocha el convoy se para más de la cuenta, las puertas
siguen abierta, por el andén va una persona de seguridad mirando cada coche
desde el andén, cuando llega a mi altura se queda mirándome, cuando sobrepasa
el vagón en la otra puerta hace lo mismo,
cuando puedo verlo de cuerpo entero, lleva el cinturón lleno de balas en
costado derecho un revólver, atrás las esposas y en el otro lado la porra.
A lo mejor soy sospechó, quién sabe, lo
que habrán hablado mis adversarios?,
también noto en los vigilantes del metro cierta intuición de observación hacia a mi. Quiero pensar que son figuraciones
mías, aunque algunos agentes de la policía Nacional, de la comisaría de retiro
intentaron colarme un marrón, no sé si mañana iré a otra comisaría a denunciar
el robo de las llaves, me imagino que no todos los polis y comisarios están amañado
como otros gremios, quiero pensar que están ahí, para protegernos y no proteger a los malos, pero en mi caso,
esa vez echaron mano a quien tiene una nómina y pueda pagar los tratos sucios
de otro, pero le salieron rana, hasta montaron tal paripé que tuve que declarar
en los juzgados de plaza de castilla.
Eso existió, existe y existirá, no todos
somos personas nobles, en cuanto te descuides te la meten dobladas, y más ahora
que las personas no tienen miedo, a las multas ni a la cárcel, no puedo asegurar si a la muerte también,
sabiendo la irresponsabilidad de algunos frente a esta pandemia.
Bueno pero lo que a mí me interesa es averiguar
lo que me pasa y cuánto más rápido me curé, más mejor para mí esto es un sin
vivir, cada mes tengo una puntería de estas, tal vez está consecuencia
alucinógena es producida por un quiste que me detectaron en 2012 en el cerebelo?.
Lo que sea será, haber si llego a la
jubilación y puedo bajar la guardia, si me dejan? y no tengo ningún percance
durante estos nueve años que me quedan para el disfrute de mi pensión. Estado
casi toda la noche sudando, sería el calor?, Y me he sobresaltado al escuchar
el despertador, en cuanto desayuné me marcharé a la comisaría más cercana y
pondré la denuncia a la sustracción de
la llaves.
En cuanto abro la puerta de la calle, pongo los pies en el
descansillo, escucho la fuerte voz de la mujer que me reclama en el dormitorio,
voy corriendo hacia ella y me dice: “ no te olvides de coger las llaves,
cariño,” efectivamente , estaban encima de la mesilla, que “ cabeza la mía”.
Enrique Hidalgo para El País de la Piel de toro