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sábado, 8 de marzo de 2014

Un Maltrato Machista

                                              
Madrid 29 8 2008





                                                                                             

Esta experiencia desagradable, para mí la deje escrita como ejemplo de cómo, un ¿animal racional?, puede cometer una barbaridad en un momento, de histeria. Provocado por cualquier circunstancia, adversa. Sin ver más allá de la realidad. Esta realidad que muchas veces es hostil, del Amor al Odio, solo hay unos minutos, algunos pueden ser mortales. Entonces el más fuerte se convierte, en el ser más despreciable, de una sociedad frágil endeble con dichos individuos maltrata dores, físicos y morales, enfermos o no, cada vez se escuchan varios casos. ¿Que está pasando? ¿Por qué? ¿Todavía no hemos dejado, la época depredadora?

El documento escrito, pasara desapercibido como otros, gracia  a que no fue a más el maltrato, con su pareja. El hecho que describo, algunas personas cercanas a mi entorno, su negativa a mi actuación, en ese día, me puso entre la espada y la pared, por tal vez el problema que me pudo a carrear, en la mediación de estas dos personas, como días después a un profesor le ocurrió, con la separación de dos personas, en un hotel de las cercanías de Madrid.

Esta situación que fui testigo en este día, me  he preguntado muchas veces, si tengo que vivir otra vez ese escenario, si actuaria o no como hoy. Pues no sabiendo como uno pueden tener dentro de   su cuerpo, un demonio violento, asesino o simplemente un demonio enfermo, por cualquier sustancias toxicas, que hacen ver la bondad por la Maldad. Yo tuve más suerte que ese profesor, no fue a más, en esa situación fuera de lo normal.

Tal vez, esta anomalía, de ese día fuese de unas malditas miseria económica o no, o como dice el dicho el que nace Cabrón  muere Cabrón, en este tipo de animales, no importa si es racional o no. Ni que sea de derechas o no, tampoco importa su nacionalidad, ni color que sea de izquierda o derechas, centro, que te mando para dentro. Estos hechos   vividos fueron en el mes de julio del pasado año. Quien esto escribe, se encontraba en su domicilio particular, hora, tres  y cuarto, aproximado. Terminando de comer, corriendo para irme a la media jornada laboral, que me quedaba. En ese intervalo escuche un fuerte frenazo, procedente de la calle, que me asome, creyendo que fuera un inicio de atropello, quizás un posible impacto de chapa, me asome por la ventana, pero con el tupido ramaje forestal a urbanos de los arboles, no pude ver de dónde se trataba, la fuerte frenada, minutos después un potente grito dejado por un hombre, inunda, la ancha calle,” Que subas a casa “  varias veces gritando, la misma  frase, una bronca familiar intuí, de algún bloque cercano al nuestro, me dije el exceso de calor, que en estos meses, es muy habitual, fui relatando, saliendo del domicilio.

Unos cinco minutos después, en la acera un hombre forcejeaba con una mujer, del brazo, diciendo que subiera al coche. Respondiéndola ella varias veces su negativa, a su ordenanza, cuando a bofetadas, la tira al suelo, levantado se, la mujer otra bofetada con impulso le arreo el tío, cayendo otra vez al suelo, acelere el paso adelantando a otro solitario viandante, que ni se imputo en el escenario, la mujer salió  hacia la calzada, como queriendo, huir, con la mala fortuna que este individuo la sorprendió, con otra bofetada a mano abierta, quedo tendida entre dos coches aparcado en dicha  calzada.

En ese instante que la mujer estaba tumbada, con las manos protegiendo su cara, me fui hacia él, me separaba de  este ser, de mí, apenas uno centímetro, viendo en sus ojos su rabia. Cuando le  digo que la iba a matar a la mujer. Me responde el mal nacido que no importa que era  su mujer, quedando enfrente de él, esperando su reacción violenta hacia mí, pero en eso segundo de incertidumbre, la mujer tendida en el suelo, gatea, se levanta subiendo al coche de la puerta abierta, el individuo se percata, del gesto de la mujer, va hacia el coche, yo detrás de él, cuando se vuelve hacia mí, pensé que nos íbamos a batir en duelo, cuando me dice que donde voy. Voy gritando hacia    el coche, donde la mujer llorando esta, diciéndola que fura a la Policía en cuanto pudiera, que no lo olvidara. El indígena se subió al coche, arranco se perdió en la larga ancha calle.

No sé si caso me hizo la mujer de ir a la Policía, pero con el gesto valiente de subirse al coche de este individuo, me hubiese enfrascado en una pelea con este individuo cobarde. Quizás ella no quiso agravar más la situación entre él y yo, como paso un año después, en otro escenario y con tres  protagonista, en un trama pública, el maltrato de una mujer por, su pareja, defendida por un tercero, con resultado de un coma, que por suerte reversible, resultado de una agonía vida familiar.                      

El País de la Piel de Toro

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