Madrid 29 8 2008
Esta experiencia desagradable, para mí la deje escrita como ejemplo de
cómo, un ¿animal racional?, puede cometer una barbaridad en un momento, de
histeria. Provocado por cualquier circunstancia, adversa. Sin ver más allá de
la realidad. Esta realidad que muchas veces es hostil, del Amor al Odio, solo
hay unos minutos, algunos pueden ser mortales. Entonces el más fuerte se
convierte, en el ser más despreciable, de una sociedad frágil endeble con
dichos individuos maltrata dores, físicos y morales, enfermos o no, cada vez se
escuchan varios casos. ¿Que está pasando? ¿Por qué? ¿Todavía no hemos dejado,
la época depredadora?
El documento escrito, pasara desapercibido como otros, gracia a que no fue a más el maltrato, con su
pareja. El hecho que describo, algunas personas cercanas a mi entorno, su
negativa a mi actuación, en ese día, me puso entre la espada y la pared, por
tal vez el problema que me pudo a carrear, en la mediación de estas dos
personas, como días después a un profesor le ocurrió, con la separación de dos
personas, en un hotel de las cercanías de Madrid.
Esta situación que fui testigo en este día, me he preguntado muchas veces, si tengo que
vivir otra vez ese escenario, si actuaria o no como hoy. Pues no sabiendo como
uno pueden tener dentro de su cuerpo,
un demonio violento, asesino o simplemente un demonio enfermo, por cualquier
sustancias toxicas, que hacen ver la bondad por la Maldad. Yo tuve más suerte
que ese profesor, no fue a más, en esa situación fuera de lo normal.
Tal vez, esta anomalía, de ese día fuese de unas malditas miseria
económica o no, o como dice el dicho el que nace Cabrón muere Cabrón, en este tipo de animales, no
importa si es racional o no. Ni que sea de derechas o no, tampoco importa su
nacionalidad, ni color que sea de izquierda o derechas, centro, que te mando
para dentro. Estos hechos vividos
fueron en el mes de julio del pasado año. Quien esto escribe, se encontraba en
su domicilio particular, hora, tres y
cuarto, aproximado. Terminando de comer, corriendo para irme a la media jornada
laboral, que me quedaba. En ese intervalo escuche un fuerte frenazo, procedente
de la calle, que me asome, creyendo que fuera un inicio de atropello, quizás un
posible impacto de chapa, me asome por la ventana, pero con el tupido ramaje
forestal a urbanos de los arboles, no pude ver de dónde se trataba, la fuerte
frenada, minutos después un potente grito dejado por un hombre, inunda, la
ancha calle,” Que subas a casa “
varias veces gritando, la misma
frase, una bronca familiar intuí, de algún bloque cercano al nuestro, me
dije el exceso de calor, que en estos meses, es muy habitual, fui relatando,
saliendo del domicilio.
Unos cinco minutos después, en la acera un hombre forcejeaba con una
mujer, del brazo, diciendo que subiera al coche. Respondiéndola ella varias
veces su negativa, a su ordenanza, cuando a bofetadas, la tira al suelo,
levantado se, la mujer otra bofetada con impulso le arreo el tío, cayendo otra
vez al suelo, acelere el paso adelantando a otro solitario viandante, que ni se
imputo en el escenario, la mujer salió
hacia la calzada, como queriendo, huir, con la mala fortuna que este
individuo la sorprendió, con otra bofetada a mano abierta, quedo tendida entre
dos coches aparcado en dicha calzada.
En ese instante que la mujer estaba tumbada, con las manos protegiendo
su cara, me fui hacia él, me separaba de
este ser, de mí, apenas uno centímetro, viendo en sus ojos su rabia.
Cuando le digo que la iba a matar a la
mujer. Me responde el mal nacido que no importa que era su mujer, quedando enfrente de él, esperando
su reacción violenta hacia mí, pero en eso segundo de incertidumbre, la mujer
tendida en el suelo, gatea, se levanta subiendo al coche de la puerta abierta,
el individuo se percata, del gesto de la mujer, va hacia el coche, yo detrás de
él, cuando se vuelve hacia mí, pensé que nos íbamos a batir en duelo, cuando me
dice que donde voy. Voy gritando hacia
el coche, donde la mujer llorando esta, diciéndola que fura a la Policía
en cuanto pudiera, que no lo olvidara. El indígena se subió al coche, arranco
se perdió en la larga ancha calle.
No sé si caso me hizo la mujer de ir a la Policía, pero con el gesto
valiente de subirse al coche de este individuo, me hubiese enfrascado en una
pelea con este individuo cobarde. Quizás ella no quiso agravar más la situación
entre él y yo, como paso un año después, en otro escenario y con tres protagonista, en un trama pública, el
maltrato de una mujer por, su pareja, defendida por un tercero, con resultado
de un coma, que por suerte reversible, resultado de una agonía vida familiar.
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