Un Redactio más

miércoles, 15 de mayo de 2019

La Muerte en Soledad

El País de la Piel de Toro
                              

Madrid 23/4/2019


                    El Pecado por defecto,  2.238 palabras


“Más vale pecar por defecto, que pecar por exceso”, me vino hoy esta  frase a la mente al escuchar las noticias de Telemadrid . En su casa, en la cocina se encontraron el cuerpo sin vida momificado de una mujer, fallecida el en año 2014.

No tenía palabras para la familia o conocidos de la fallecida, la dejadez total de los parientes cercanos o lejanos de la muerta, e incluso del portero de la finca, de no haber estado a la altura de su profesión.

Muy similar a este caso, el pasado año 2012, mi mujer me contaba algo parecido, en un bloque de pisos de diez y seis viviendas, una mancha oscura en un rincón de la cocina con el posible reguero del chafarrinón  o churrete de algún fuerte liquido vertido en el suelo.

Por la desnivelada baldosas del terrazo, estaban impregnada en el frió suelo. Hizo lo imposible para quitar la mácula del pavimento, sin resultado alguno, dejándola por imposible.

Preguntando una y mil veces que liquido vertería la antigua inquilina, que no había manera de limpiarlo, ni lejía ni desengrasante o agua fuerte a acompañada de amónico, me lo comentaba extrañada, alguna vez que otra.

Hasta este año en el anterior mes de marzo de 2019, fruto de la casualidad, lo averiguo lo que ocurrió, por mediación de la vecina del piso,  del bajo.

Comunicándola la repentina muerte de la anterior señora anciana, toda la vecindad sabía de su insomnio, pues de madrugada se iba a la cocina,  abriendo  la nevera  para  calmar su mal sueño con algo de picar, expirando allí mismo.

Tardaron dos meses en darse cuenta, a falta de que ningún familiar le echara de menos, nadie se preocupó por su repentina ausencia, avisando los vecinos a los servicios de emergencias por un nauseabundo olor a  putrefacción.

Forzado el cerrajero la puerta por orden de la Policía Judicial. A narrarme  la crónica, fui maldiciendo en la falta de sensibilidad, con cualquier miembro de sus familias o amigos, de Marta.

Pero este enfado, nada tenía que ver con el título de este documento, la frase que en el principio expreso, en esta historia, que nos trasladamos al 18 de marzo de 2019, siendo ese día de la semana, lunes.

El protagonista de esta anécdota, un vecino de un sexto piso de la escalera central,  por motivo de guarda su intimidad y de la ley de protección de dato, le llamare Pepe García.

Unos tres o cuatro días de la fecha del dieciocho de marzo, Pepe se quedó un rato charlando conmigo, al preguntarle por su desmejorado aspecto que le vi, me respondía mal, sin darme muchas explicaciones, cambiando de tema.

En la plática, me dio un número de teléfono, que en caso de urgencia, debía de llamar, ya que él vive solo, pasando de los setenta y cinco años, su familiar más cercano, vive  en una residencia especial, por tener discapacidad intelectual, y su mujer ni mencionarla.

Por qué me dijo muy clarito lo de todos nos teníamos que morir, menos yo, le respondí, para sácale una sonrisa, y quitar de hierro al asunto. “Yo me quedare de semilla”, alegando a la conversación.

“no te jodes” ni usted tampoco se quedará  aquí de semilla, y se echó a reír, terminada ya la charla, cogió el ascensor correspondiente  a su letra de vivienda, y yo me quede en mi puesto, en la conserjería, con un mal sabor de boca.

De las ochentas viviendas que opera el conserje, más de la mitad están ocupadas con personas mayores, algunas viviendo solas sin conocer familiar cercano, como es el caso de pepe.

Algunas tengo permiso para entrar a sus moradas, con la copia de llaves, que guardo en caja fuerte,  y que en su día me la ofrecieron, el de Pepe no es sus caso, pero la tiene Manuel, su vecino de planta, con lo cual no tengo mucho problema en abrir la puerta.

Así, que se pasó  los días, llego el fin de semana, se pasó como un abrir y cerrar de ojos, el lunes llegó, este ese día venían a leer el contador del gas, este, esta,  dentro de las viviendas, en las cocinas de los pisos.

Como todos los días desde hace varios años, a Pepe, y otras persona mayores, en sus buzones le echó un ejemplar gratuito del periódico 20Minutos, que lo recojo en el cercano ambulatorio cerca de la finca.

Sobre las once del medio día, vino el operario del gas, fui acompañándole, piso por piso, como se hace, desde varios años, se llama a los timbre varias veces, cuando llegamos a la puerta de la vivienda de Pepe, llame varias veces, me extraño a no abrirla.

Pues tenemos un acuerdo, en caso de que saliera antes, de la llegada de los operarios, del gas o agua, pegado en la puerta de la calle me deja en un post-it, con la  correspondiente lectura, como lo lleva haciendo desde dos años atrás.

Al finalizar la visita con el operario del gas a los pisos de la comunidad y despedirme de él,  me acerque a su buzón, el diario seguía ahí, empecé a inquietarme, le llame varias veces por teléfono, le puse varios wapssa, le volvía a llamar por el teléfono interior, espere media hora, sin resultado alguno.

A eso de la una del mediodía, llame a Manuel, su vecino, trasladando mi inquietud por Pepe, poniéndole al día de mi tozudez,

A los cinco minutos, me llamo Manuel, su vecino diciéndome que se encontraba en casa vivito y coleando, se había quedado dormido.
La verdad me  asombré, así que Pepe bajo a la media hora, ante todo me dio las gracias  por ocuparme de  mi labor de preocupación y protector de la finca y sus ocupantes. 

Pasando después al eficaz sermón de  prohibición, avisándome, hasta que no oliese mal su cuerpo en caso de fallecimiento, no entrara nadie en su casa, el susto que se llevó al encontrarse, Pepe, con una sombra en la entrada de su habitación, hasta que pudo visualizar que se trataba de Manuel, casi de la un infarto,  me aclaro que el baja el volumen del celular, y que anoche trasnocho, quedándose dormido como una marmota, además  yo puedo desaparecer cuando me da la gana, para eso soy libre, y no tengo que dar explicaciones a nadie.

Dándome otra vez las gracias, por intranquilizarme  e interesarme por él, todo quedo en una inesperada anécdota de mi profesionalidad y cualidad humana, volviéndolo hacer, en cualquier caso de mi intuición profesional. “Más vale pecar por defecto, que por exceso”. 

 Justamente Pepe, posteriormente en la semana número 19,  se ausentó unos días, pues desaparecería de la finca, y que no me preocupara si no le veía por la finca, le guardara los periódicos.

No saliendo del  mismo tema, en Octubre del 2018, en el autobús coincidí, con Teresa, un conserje como yo, al preguntarle por sus anteriores vacaciones de Septiembre, y el resultado de la suplencia de esta, en su periodo de descanso.
Me dijo: al final cogieron una empresa sustituta, saliendo tarifando con la comunidad, pues en ese intervalo de tiempo murió una vecina, y el conserje suplente, no dijo nada a nadie, hasta que avisaron a la policía por el mal olor y la cantidad de mosca acumulada en el edificio, tirando la puerta encontraron en la habitación la anciana fallecida. Esta empresa ya no pasan más por el edificio, continuo, Teresa.

Precisamente hable con mis jefes que tú, te ofrecerías de, titular, puestos que esta comunidad no quiere empresa de servicios, sino persona de mucha confianza, seguramente al año que viene cuando me jubile, te llamaran para ofertarte  el puesto, se lo agradecí,  pues yo pertenece a una empresa de servicios, y a mí me gustaría que me contrataran la comunidad, saldría ganando en todo, en continuidad, seguridad, sueldo, considerándome una persona y no un número.

Dándole mil gracias por alabarme y sugerirme antes sus jefe, llego teresa a su parada, esto es la “la oferta y demanda” ¿quién mejor que yo, va a defender mi bolsillo, como decía mi anterior jefe, en la empresa de logística.

Regresando otra vez en  materia de la soledad, este verano pasado, nuestra vecina del séptimo, Mercedes, también la eche de menos unos días aunque ella tiene familia, los hijos viven en otras ciudades Europeas, pero están continuamente en comunicación con ella, cogí  teléfono comunitario en mano, respondiéndome la llamada.
En cuanto pudo venir, me comunico que le dio un ictus, ingresando en el hospital, quedándose en casa unos cuantos días sin tener contacto con el mundo, a la semana ya bajo con su andador, dándome la gracia por mi interés hacia ella.

Es una mujer con mucha fortaleza, la cantidad de veces que paso por quirófano, dejándola sin séquela, pero como dice ella,  su salud está en la calle, tiene que salir todos los días hace la compra y que le dé el aire.

Pasaron los días, la semana vino, convaleciendo  su rápida recuperación y en la jornada siguiente, bajo Asunción familiar lejano de Teresa, nerviosa, ya que yo tengo sus llave, pidiéndome que abriera la  puerta, pues desde hace más de dos hora, una prima está intentando comunicarse con ella, y no contesta estando el teléfono comunicando todo el rato, y tenga en cuenta y que las pasada semana le dio un pequeño infarto, estamos preocupado por si le hubiese repetido.

Llame a Teresa, por el teléfono exterior e interior, y comprobando la veracidad  de Asunción, fui a la caja fuerte lo más rápido posible, cogimos el ascensor, correspondiente  de la escalera izquierda,  el elevador subió hasta la séptima planta, se abrieron las puertas correderas, pasamos al hall, de la séptima planta.


Con llave en mano, busque la cerradura, entreabrir la puerta, vinos el largo pasillo desembocando al salón. Allí estaba Teresa, sentada  teléfono en mano hablando y mirándonos con cara de confusión y  perplejidad  al vernos a los dos, Asunción y a mí.

Asunción le trasmitió nuestra intervención, sabiendo de mano tu delicada salud, decidimos entrar por si te hubiese repetido la pequeña embolia que padeciste la semana pasada.

Teresa protesto: estoy hablando con mi hijo, os importa marcharos. Ante la positiva repuestas y acertada contestación, volvimos sobre nuestros pasos, cerrando la puerta y marchando cada mochuelo a su nido.

“Otra vez  Pequé  por defecto y no por exceso” Eso es lo que tenemos las personas en algunos puestos de trabajo, mejor que sea de esta manera rápida de intervenir, que lamentar luego cualquier circunstancias por miedo a no elaborar “el pecado por defecto”.


Además en el bloque de apartamento, de mi comunidad, la mayoría de las persona pasan de los 75 años, casi todos viven en extrema soledad.


Como pude viví  unos cuantos años atrás, con el ingreso en el hospital de una querida anciana abuela de mis hijos. En la habitación de dos camas para dos enfermos. Se  encontraba de vecina una anciana mujer, era un saco de huesos, alimentada por sonda, el abandono de su desahucio, solo emitía un ligero gruñido con su mirada de águila, fija en mí, me inquietaba.

Uno de esos días que acudíamos diariamente a estar con nuestra familiar, entro dos auxiliar en enfermería, tomando la temperatura corporal, dirigiéndose a ella en voz baja, se preguntaba a la compañera, ¿ qué mal tuvo que haber hecho esta mujer, para que nadie, absolutamente nadie la visitara? .
Al escuchar la pregunta, me llego al alma, la inapropiada frase, por un momento, creí darle la razón, en tan deslenguada e insolente pensamiento en voz.

Hasta caer en este nuevo oficio, al encontrarme muchas personas ancianas sin familias, que viven solas, sin poder trasmitir linaje alguno, sin heredar condición de cariño, en su difícil etapa de supervivencia, de esta loca Humanidad egoísta.

La última vez quebrante “el Pecado por defecto y no por exceso”, fue el día veintidós de abril, después de cuatro jornadas sin ir, por las vacaciones de Semana Santa. Dio la casualidad de no ve  a la persona encargada de mantener los servicios domésticos, de Dña. Carmen, ni la entrada ni en la salida.

Precisamente, cogí el teléfono de la centralita a las 17,30 y fui a “pecar una vez  más por defecto y no por exceso “, tardo varios minutos en contestar, pero al final se alegró mi atrevimiento e interés, reflexiva ocupación por los vecinos.

Quizás estoy muy pendiente de ella, pero Carmen si está muy sola, aunque tiene sobrinos, estos desde que estoy trabajando en la casa, no aparecieron, y ella me contó que desde que no sacan nada a cambio, se han desentendido de ella, a su ochenta y ocho años, esta fabulosamente, interiormente es una bellísima persona, y exterior mente sus años no la perdona físicamente, soy consciente de cualquier día su corazón le dejara en la estacada como a todo ser viviente y mortal. Dejando por concluir esta fase de la vida.

La angustia que tengo es en el aislamiento frió de esa muerte en soledad, pasando al olvido, tras varios días, semanas o meses en su hogar, como si hubiese sido invisible, todos  estos años, como le paso  Amanda, la última mujer fallecida en Madrid desde 2014, y encantada en Semana Santa de estos años momificada.


Así, que cuando mi olfato o intuición femenina me despierte la intranquilidad, como se dice, volveré  “a pecar por defecto, que no por exceso”. Pero algo esta pasando, con nuestros mayores, alguien no esta haciendo bien su trabajo, no lo se si son los Servicios Sociales, las O.N.G. o cualquier institución, pero las generaciones anteriores, ahora las están pasando mal, y las están dejando olvidadas hasta la muerte, y cuando huele es cuando nos damos cuenta, de que esta sociedad esta perdiendo la corduras, frente a otras generaciones pasadas. algunos tenemos que llegar a esta parte de la vida, y todos nos tenemos que morir, que sea una manera a otra, depende de nuestra generación venidera.


Enrique Hidalgo  para El País de la Piel de Toro 





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