Madrid 20 / 7 / 2021
830 Palabras
Pasaron
más de treinta días desde que envié dos ejemplares de mi libro: Manuelita la Turista, para las
bibliotecas Nacionales de la Ciudad de Roma,
y la biblioteca Apostólica del Vaticano, en la misma ciudad Italiana.
Y no tengo noticias de que los libros se recibieran en su destino, ni me enviaros
el acuse de recibo, que me mandarían correos después de su entrega en ese País,
Sellado y firmado por los destinatarios.
Así
que hoy saldré un cuarto de hora antes, para que me diese tiempo, pues su nuevo
horario de verano, no me queda nada bien para reclamar en la estafeta las
cartas certificadas.
A
esa hora de que la tienda abre no me compagina con mi horario laboral, pues
abren a la 8,30 hasta la 14,30 de la tarde.
Llego
a las puertas de Correos a las dos menos diez, en la misma aceras veo varias
personas en fila esperando su turno, unas nueve personas.
Me
acerco y pido la B, esperando mi
turno en la calle con la alta temperatura del verano y la hora de más calor, se
encuentra una joven madre con su retoño en brazos.
Un
bebe de un par de meses, como mucho, el calor es sofocante, pienso que no
debería estar en la calle en estas horas de calor y menos con ese niño tan
pequeño.
Pero
a los pocos minutos sale un chico joven del establecimiento, le da un beso al
bebe, se dirige al coche que está aparcado en la misma entrada, en la calzada.
Abre
la puerta trasera Izquierda de su automóvil, me llama mucho la atención
preguntándome, el por qué no lo hace por la parte derecha del coche, pues está
más segura y cómoda, ya que se encuentra en la misma acera.
Viendo
como la jóvenes padres inexperto el desarrollo de la peligrosa maniobra,
abriendo la puerta derecha traseras, un poco más de lo debido, para colocar a
su bebe en el Moisés, en esos
segundo, se escucha un rugido de motor, un golpe en seco y el repentino
frenazo.
Los
de allí presente nos llevó la vista hacia donde se escuchó el estruendo, creyendo
lo peor, dimos unos pasos hacia adelante,
preguntamos por él bebe, a lo que la madre nos dijo que seguía durmiendo.
Acercándome
más a la calzada, vi el causante del golpe, un auto blanco mediano, donde se
bajaba la conductora, una mujer octogenaria ayudada por su bastón, el copiloto
un hombre también de esa edad, tuvieron que ayudarle, pues se dio un golpe en
la rodilla al frenar su compañera el vehículo.
Observando
la escena anómala y rara, dramática y dolorosa, por lo que hubiese ocurrido si
las divinidades no estuviese presente o los llamados Ángeles de la guarda.
Haciendo
su ejemplar trabajo, para perjudicar lo menos posibles a otras personas, la
mala imprudencia de los mortales, atrasando el recorrido del turismo que choco
con la puerta del todoterreno negro aparcado.
Cerrando
el semáforo seis metros más atrás desde donde se produjo el impacto. La
insensatez descuido e irresponsabilidad, de los jóvenes Padres, les hubiese
pasado un daño irreversible y una dolorosa angustia para el resto de su mediana
vida.
Nosotros
cuando fuimos papas, tanto la cuna y la silla porta bebe, anclada en el asiento
trasero de nuestro automóvil, esa maniobra de
acomodar a nuestro hijo en el
asiento trasero, esta peligrosa operación la desarrollábamos por el lado
derecho.
Como precaución y comodidad, ya que los
peatones que van por la acerera, no
tiene la velocidad y potencia de un coche o vehículo a motor.
Ya
me tocó el turno y deje que los conductores implicado en el accidente, en la
tarea con el relleno del parte amistosos de las compañías de los seguros colaboradores.
El
aciano copiloto siguió quejándose sentado en el umbral del portón del golpe de
su rodilla derecha, entendido por dos chicos jóvenes.
Dentro
de la administración tuve un rifirrafe con el funcionario que me atendió, pues
el recibo que yo presentaba para la reclamación no era válido para la consulta.
Pues
me lo entrego su compañera el 16 de junio 2021, y no tiene ningún código, y la numeración corresponde al recibo, no a
las cartas certificadas con acuse de recibo, me indico el profesional.
Así
que me di media vuelta con el cabreo, me marche degustado por la cuantiosa
perdida de esos ejemplares engrosado con el envió de 29,50 Euros, que fue el
resultado del importe del envío más los dos libros.
Y el día 22 de Julio de 2021, con fecha del 15
de julio 2021, me alegro el día un
correo electrónico recibido a las 15,30 horas, me comunicaba que con el número
XXXXX12 estaba inventariado y puesto en patrimonio de la Biblioteca
Nacional de Roma. El sábado 24 de julio,
me dijo mi mujer que también lo recibió la biblioteca del Vaticano.
Gentile
Amable
Confirmo
Che abbiamo riceuvto il volumen in oggetto che é stato al patrimonio della BNCR
con il numero di inventario XXXXX12 sacado de mi correo electrónico.
Enrique
Manuel Hidalgo para El País de la Piel de Toro