El País de la Piel de Toro
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D. Ricardo de la Cierva
C/ Castellana, 45 (librería)
Madrid 12-6-2009
Muy Señor Mío:
Hoy, he
podido escucharle de pasada, en el programa, de radio, la mañana, no toda la
interesante entrevista que le estaban haciendo, y respondiendo con su infinita inteligencia.
Pero quiero preguntarle, o transmitirle mi inquietud, que
la memoria histórica y el levantamiento de fosas comunes. ¿El por qué, no se
hicieron en los años ochenta del pasado siglo XX?, estos años, nos gobernaron
los mismos señores, pero con distintos collares.
Yo creo, que lo que buscan debajo de la tierras, son un
levantamiento de odio a unas personas, que nacieron décadas después, y confundirnos,
estoy de acuerdo que se estudie y se recupere, pero siempre buscando la fórmula,
menos dañina posible.
Tal vez, en esa pasada época de los principios ochentas o, a finales, si se hubiesen dado una paga, o facilidades a todos aquellos hombres
o mujeres, que lucharon por unas ideas distintas, para enterrar definitivamente el odio. ¿O quién sabe uno el por qué
no se hizo?
Casi seguro que el gesto, hubiese hecho buenas raíces.
Pues hoy en día la mayoría están, pasando unas buenas temporadas, en los
cortijos de los callados. Como mi padre gustaba referirse, a los cementerios.
Les aseguro, que los descendientes de estos hombres y
mujeres, lo que más nos importa son otras realidades, como llegar a final del
mes, teniendo nuestras necesidades cubiertas, como anterior al año 1900.
Yo, afortunadamente, nací mucho después del año 1936,
en la década de los 60, pero créame que siempre los hombres mayores, me
recordaron cómo fue lo terrible en ambos bandos.
Lo que hay que averiguar,
¿quién se benefició, de todo esto? Y si
se pudo haber evitado, y el ¿por qué? Dividir, todo y no para todo, familias
enteras de este pequeño País.
Carta de presentacion e invitacion al libro. |
¿A quién se benefició o beneficiaron? Porque los
perjudicados, si sabemos quiénes fueron,
los niños como mis padres, otros de su misma edad, huérfanos de muy
pequeños, tuvieron que trabajar como hombres, para levantar este mismo
País, que otros a toda costa lo
quisieron hundir y que hoy en día, van por el mismo camino.
A mi padre siempre me contaba, el mismo percance, que
vivió en el 37 0 38, que gracias a dos milicianos republicanos, hermanos, Julia
y Pepe. Estos apreciaban a la joven familia, y uno de los pequeños que eran mi
padre. Me contaba, que incluso herido en una de las manos de Pepe.
De un tiro al escaparse de su arma que estaba limpiando,
a enterarse de que un teniente junto con otros soldados, a mis abuelos
paternos, Mi padre y sus jóvenes hermanos, se los llevaban para fusilarlos,
esto que le cuento fue en Ciudad Real, donde mi abuelo estaba destinado, en
Correo como cartero en esa época negra.
Quizá un chivatazo, puso en alerta a estos verdugos, pues
gustaba a mi abuelo, bajar con mi padre a la estación, y dar cobijo a sus
paisanos que venían, huyendo en tren de refugiado, en el tremendo frente,
de Badajoz, en ese año conoció, a mi
madre con seis años, y el nueve.
En el registro de la casa, decía que encontraron un
sable, y un pequeño látigo, con varias tiras de material, con acabado en trozos
de metal, de eso que los monjes se azotan, en sus desnudas espaldas, para que
el cuerpo no sea vencido de cualquier tentación pecaminosa.
Vicente, era un párroco conocido de la familia, que había
salido tiempo atrás del pueblo, huyendo de la salvajada inquisitoria persecución e asesinato de algunos hombres
republicanos.
D. Vicente de vez en cuando pasaba por casa, para
asearse, comer y descansar un poco, y se marchaba porque no quería perjudicar más a la familia. Mis abuelos, en compañías de sus
pequeños hijos, estos asustados y llorando, por el trato vejatorio y salida
traumatizada de la vivienda.
Tal vez otras personas, presa del pánico fueron, buscando
a estos dos hermanos salvadores, con otros soldados milicianos, ya en el
paredón, la miliciana Julia pistola en mano, se la puso en la sien al teniente,
diciéndole que si ellos morían el mismo y los suyos irían detrás.
Dos meses antes de morir mi padre, en casa nos contó su
última experiencia, a mi mujer y a mí, de cómo degollaban, a los novicios o
diáconos y curas, en el seminario de Ciudad Real. Con el gesto del dedo, pasándoselo por el cuello.
El Párroco, también fu detenido y puesto en libertad,
porque de su boca salía, todo tipo de blasfemia, odiaba y maldecí, como si se
tratara del mismísimo hijo de Lucifer, incluso los militares tenían duda de que esté, en la tierra representa Nuestro Señor Jesucristo.
Luego cuando los Nacionales, ganaron este párroco,
denunció a los abuelos, con lo cual también tuvieron algunos problemas,
portándose mal con la familia. Desde entonces,
mi padre no creía en ellos.
Mi Padre, me contó, al preguntarle yo, que si no tenía
relación con los hermanos milicianos, me contestó que en los años setenta,
después de una larga estancia en Rusia, se encontró con Julia, pepe ya había
muerto.
Con estas letras, mi ilustrísimo señor D. Ricardo, ni los
de, derechas, eran tan malos, como quieren hacernos ver las izquierdas, ni
algunos de las Izquierdas, eran tan buenos, como nos lo venden ellos, los
Republicanos.
Este resumen me lo contó muchas veces mi padre, que estoy
obligado a contarlo, pues algo parecido le ocurrió a su pobre familia.
Y dejarlo
escritos, pues estos soldado, de vez en cuando los emborrachaban a los niños de
su edad, para reírse de ellos, o para convertirlos demasiado pronto en hombre,
como fue el caso de mi padre. Nunca me supo decir con qué fin, quizás, para que
olvidasen todo aquello malo, que vieron, en su pequeña vida.
No se puede imaginar las de veces, que me dijo, que más
vale tener una mancha en la familia, que una familia en la mancha, que le
corregía, diciendo que no es así como te lo aprendisteis, que el dicho es, “mejor
tener familia en la Mancha, que no tener una mancha en la familia”.
Voy yo, y me caso con una manchega, tanto que me repetía el refrán, que estoy
seguro que Dios, para que no olvidará, el destino me hizo conocer a una mujer de la
provincia de Ciudad Real, teniendo familia en la Mancha, hasta hoy día nueve de
junio del dos mil nueve. Que me quedé de piedra, al escuchar esta frase “Que
fueron tan malos, que inventaron el Quijote, para ridiculizar nuestro Apellido.”
En los años ochenta conocí a mi suegro, fue herido de
suma gravedad en el frente de Madrid (las rozas), en el treinta y nueve, y en
zona nacional, este me contó varias veces, que los republicanos, requisaron
todas las yuntas y ásperos, que sus padres tenían para sacar adelante a sus
familia.
Dejándolo en la mismísima miseria y dejándolo para morir
de hambre, siempre me dijo que ese tipo
de justicia, nunca será bueno. En él años mil novecientos ochenta y nueve. El
Gobierno de Felipe González (PSOE), le reconoció y concedió una pequeña paga de
mutilado de guerra, de reconocimiento de caballero. Después de mucho luchar con
cientos de papeles y tribunales, unos meses después murió. Pero al fin estaba
contento con sus reconocimientos, Caballero Mutilado en la Guerra de España, de aquellos que se le
llamaron la quinta del biberón, por no tener ni dieciocho años cumplidos.
De conseguir algo de estos gobernantes, que los que les importa
de nosotros, son los impuestos, a parte de nuestra vida, cuando está en juego
eso de la Patria. Yo la memoria histórica la cambiaría por otra memoria, la del Latín obligatorio, pues para mí que soy bastante aficionado a la piedra, me
encuentro con mucha inscripciones, en esta muerta lengua, y no entiendo ni
papas, el significado, y eso que pongo mucho interés, en el esfuerzo, de
comprenderlo, pues el poco tiempo de mi escolaridad, me enseñaron que nuestro
idioma el Español, viene del Latín.
Un saludo de
Enrique Hidalgo.
Unos días después,
me llegó una respuesta en carta, junto con una invitación, a su presentación del
libro Caídos por Dios y por España. Me hubiese gustado conocerlo, pero el
horario no me lo permitía, tampoco estaba el horno para bollos en el trabajo,
para pedir el día de la presentación, con lo cual al día siguiente llame a la
librería, pidiendo mi disculpa, por rechazar la invitación, con lo cual lo transmitirá, al señor de la Cierva.https://es.wikipedia.org/wiki/Ricardo_de_la_Cierva
A aquella entrevista de la emisora, no enteramos, que él
también le paso lo mismo, que a mi padre, pero toda la familia, menos el, que le pudieron sacar del
país, murieron a fusilados. ¿Qué odio tan grande, tuvo que tener, ese chico,
para que años
posteriores, sacará a la luz libros de la España Guerrera, espero pequeño lector, que
cuando leas, esto, o algo parecido, no ínsitas en provocar, en política,
religión o fútbol, estos tres temas, son muy conflictivos, y están cargados de
odio, y el odio es, el mayor peligro que puede tener el ser humano?, Ten
encuentra, que del Amor al Odio, hay un solo paso, y muy pequeño.
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