Madrid 19/5/2022. 487
palabras.
En la acera se
encontraba un folio convertido en una
bola de papel, como si el que lo hizo,
quisiera transformarlo en una pequeña pelota con el pergamino, para encestar
en la papelera que se encontraba a tres metros de distancia convirtiéndola su hueco,
en una imaginaria cesta de baloncesto, con la mala suerte que el individuo
fallo su tiró a canasta, cayendo al suelo escasos metros metros de ella. Tendría
prisa, pues no se molestó en recogerla y
echarla en su contenedor o papelera. Así que recogí de la acera, el residuo de
papel, lo abrí y vi que se trataba de una carta con el logotipo de una conocida
inmobiliaria nacional, cuyos repartidores aprovechan las horas de descanso de
los porteros o conserjes para echarlos
en los buzones de la comunidades de propietarios, ofreciendo sus servicios a
los vecinos de una tasación en las ventas o alquileres de sus viviendas en caso
de irse a otros barrios, una vez en mis manos según iba desenvolviendo la
arrugada hoja folio, me estaba acordando de ese 19/5/2012, sábado sintonizando
la radio en el programa “ no es un día cualquiera” que presentaba Pepa Fernández,
y llevaba un tiempo atrapado a el, hasta años después. En el espacio de la
tertulia, hablaban de lo importante que era el papel en nuestra vidas, o algo
así y nos invitaban a los escuchante a participar en el coloquio un par de
minutos antes de las reflexiones al temas de las personas invitadas al
coloquio. En su muro de Facebook los del programa de radio, colocaba en su muro
una fotografía de una bola de papel, igualita a la que yo me encontré hoy
tirada en la acera. De esta manera cogí el teléfono móvil, abrí la aplicación
de mi correo Hotmail, y empecé a escribí: “ Es curioso como una hoja de papel
arrugado, se convierte en una
improvisada bola, sin tener valor alguno. Pero la cosa cambia cuando esa hoja
está estirada y en algunos casos cosida a otras cuartillas,( me refería a los
libros, cuyo autor antes desechables gran parte de su legado a la papelera antes la definitiva creación de
su obra, hoy en día gracias al ordenador esto no ocurre). El poder que tiene ese
manuscrito es irrompible”
. Después de
indicar un saludo y mi nombre envié el correo. Mientras tanto la locutora leía
los mensaje, creí que el mío no llegaría pues estaban despidiendo a los
contertulio, antes de dar paso a la sintonía de música para despedir la sección
y ante mis sorpresas, empezó a leer mi correo que yo lo estaba identificando.
Hubo unos segundo de reflexión ante
observación Al echo cotidiano de un papel arrugado tirado en en suelo arrugado
como si fuese una bola para encestar en cualquier canasta de baloncesto improvisada
en una papelera del mobiliario público
Manuel Hidalgo para el país de la piel de
toro.
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