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miércoles, 1 de octubre de 2025

Comer en Córdoba

El País de la Piel de Toro


Receta del plato principal del Salmorejo Cordobés.


Nos esperan ya los Iryo para Córdoba.

     Comer en Córdoba 

        ( 2.060 palabras)



       Madrid 9/10/2023



Después de un simple y triste café en Madrid sobre  las cinco de la mañana, y en media hora con antelación, llegamos a la estación de Atocha para salir hacia Córdoba en el tren de alta velocidad italiano Iryo, su llegada fue hacia las once de la mañana, desde la estación de la ciudad, cogimos un taxi y en diez minutos llegamos al hotel turístico muy cerca del centro de Córdoba. Después de subir nuestro equipaje, bajamos a la céntrica calle de San Fernando,  para buscar un bar y desayunar como mandan los cánones, no tardamos  ni cinco minutos andando cuando en la acera de la parte izquierda de la calzada se encontraba unas cuantas mesas y sillas ocupadas en su mayoría por personas que estaba haciendo lo mismo que nosotros buscábamos, echar al estómago un suntuoso desayuno cordobés, de dulces típicos o una sabrosa y deliciosa tostada con el rico y seductor Aceite de la zona. Como todas las mesas estaban ocupadas en el ancho pavimento, entramos dentro de la taberna Boxer, en la calle San Fernando,118. Y la verdad que desayunamos de lujo con  un precio asequible y razonable de cuatros cafés con leche en vaso de cañas más cuatros exuberantes y apetitosas tostadas de aceite, tomate acompañadas de taquitos de  jamón, con un suculento pan elaborado recientemente, para aguantar el resto y fatigoso día que nos esperaba en el caminar por esas calles estrechas del centro de la ciudad, no antes de visitar  su icónico monumento religioso mundialmente conocida como es, su Mezquita. El tiempo se nos hizo corto a pesar de estar más de tres horas recorriendo su patio de los naranjos, sus ingeniosas columnas con sus entramados arcos uno encima de otro, como si quisieran imitar a los acueductos romanos, pero estos son para otro cometidos, el arco de herradura es el principal y sobre este se encuentra el otro arco el conocido como el de medio puntos, esta es la finalidad, que sea una obra de Arte  único de  estilo arquitectónico de la dinastía Omeya. Pasada unas horas del mediodía salíamos por la Puerta de Santa Catalina, la que da acceso a la calle Magistral González francés situada en el número siete de la misma calle, debo puntualizar que esté número es místico en la  Cábala, en la interpretación del antiguo testamento de tradición judía que revela el saber oculto cerca de Dios  y del Mundo. En la calle visualizamos en el número tres de la misma calle, varias  personas que hacía cola para entrar a una taberna, que en unas  horas antes, cuando pasamos se encontraba  cerrada, y dijo Pedro que tendríamos que degustar  la famosas tortillas de la Casa Santos, taberna especializadas en la originales tortilla de patatas ( tortilla Española) así que nos pusimos en la larga fila, pero iba muy rápida la ringlera, mientras tantos entraban  personas y salían con los platos blanco de plástico con el llamativo color amarillo de ración de tortilla acompañada de un tenedor blanco también de plástico, con sus respectivas bebidas. Cuando llegó nuestro turno salimos con el pedido a la calle en las ocupadas manos llevábamos nuestro plato y en la otra mano el vaso lleno de una helada cerveza, que gracias al calor de ese día se agradeció mucho las birra. Nos vino de maravilla el muro de metro, de un largo  contrafuerte de las altas paredes de la Mezquita, que simulando una mesa, los turistas y personal nacidos en la ciudad, se aprovechaba de esa tabla de de piedra labradas para dejar los platos y vasos de bebidas y algún que otro bolso o macuto, parecía que los antiguos arquitectos y albañiles adivinase   el futuro y lo hiciesen para este otro cometido por la cantidad de cientos de personas allí presente desarrollando la misma función, hablar, conservar, beber, comer y disfrutar de este sábado esplendoroso en la calle. "Recuerdo años atrás cuando íbamos mis amigos y yo a degustar los ricos bocadillos de calamares en la cervecería  de la Campana, en la calle Botonera, 6, en la céntrica Plaza Mayor de Madrid". Cuando terminamos de este cometido,  de comer la sabrosa tortilla de la Taberna Santos, recogimos los desperdicios, como lo hicieron otros cientos de comensales, depositándolos en los recipientes destinados a ellos o en la papelera visible de la vía pública. Me llamó mucho la atención con los miles de personas que nos encontramos ese fin de semana en Córdoba, la ciudad y sus calles se encontraban limpias de cualquier desperdicio o papel caído o tirados por algún que otro individuo incívico.  Bajamos otra vez la calle por la que subimos a primera hora de la mañana, bordeando los altos muros de la mezquita giramos  hacia la derecha  siguiendo la pared de la Catedral hasta desembocar en la puerta del puente, recorriendo sus trescientos treinta y un metro, terminando nuestro paseo en la famosa torre  Calahorra, volviendo 

otra vez sobre nuestros pasos buscando un lugar para comer, y decidimos volver por la calle del corregidor de Luis de la Cerda, 73, la mujer de pedro miró y  se paró enfrente del llamativo y atractivo  vistoso arco, mirando hacia arriba el sugerente título del bar restaurante, Campos de Toros. Se encontraba lleno el salón después de un rato en la entrada nos disponíamos marchar, se acercó un simpático y agradable camarero con cuatro vasos de una excelente, rica y fresca cerveza, invitación de la casa mientras esperábamos para pasar al salón, veinte minutos, puntualizó el camarero, el tiempo  estipulado para  que se quedará una mesa que sus ancianas mujeres ya pidieron la cuenta. Tardaron media  hora más, las buenas señoras en  levantarse para irse, y fue Pedro el que se adelantó y ocupó la consola camilla después aparecimos los demás. Nos trajeron las cartas y pedimos sugerencias  al camarero Rafael Torres, como se presentó él, hacia  mi amigo Pedro. Pedimos claro los platos típico de la ciudad, de primero un rico salmorejo, acompañados de otros suculentos y apetitosos contenidos de viandas, como las típica berenjenas con miel, los famoso flamenquines cordobés y uno más de cochifrito acompañado de unas ricas patatas de la huertas, de postre no sirvieron el pastel Cordobés relleno de cabello de Ángel y naranjas cortadas en finas circunferencias con canela y licor que se nos presenta como una receta antigua  árabe de la ciudad, acompaña de un dulce vino para estos cometidos el Malagueño, Pedro Ximénez.. al pedir la cuenta, no llegó a los sesenta  euros no, nos resultó caro para la cantidad de los contenidos y calidad  de los platos, que nuestros amigos nos dijeron que no, solamente se come bien en el norte. "Bueno puntualmente a mi, me  pusieron en un restaurante  de Oviedo fabada de Lata, y en la carta se anunciaba como plato casero estrella de la casa, puntualice y lo confirmó mi mujer". Lo único que podemos hacer nosotros es volver en otra ocasión aquí, o dejar una buena reseña en internet. Y así lo hice tres días después en mi domicilio; y salimos por la puerta a conocer un poco más de la ciudad, tanto que se nos hizo de noche en las largas caminatas por los barrios. Y paseando por la ribera del Guadalquivir encontramos una terracita que tenía una mesa libre para cuatro, en la Ronda de Isasa, 4, me  llamó la atención el nombre  del establecimiento,  El Poeta Bar, " fue algo buscado o causal por Aurori, me pregunté, ya que ella se leyó mi libro Manuelita la Turista,     que la Tortuga, va recorriendo y conociendo lugares de " El País de la Piel de Toro", me dijo ella que  le gustó mucho la historia de la Tortuguita.  Como estábamos tan cansado, aparte de pedir las consumiciones decidimos probar un suculento plato que servían en otras mesas Nachos con mayonesa y aguacate,  a mi particularmente no me gustó mucho, la presentación fue muy buena y para postre me pedí una sabrosa tarta de queso acompañada de virutas de chocolate, barquillos y un refrescante helado. Estuvimos allí cerca de las doce de la noche, mientras tanto la ribera del río, se llenaban de turistas que paseaban y conocía la Córdoba embrujada nocturna y una afluencias de chicas y chicos, una juventud dispuesta a divertirse en las proximidades de los bares de copas y discotecas de la zona. Llegamos al hotel cerca de la una y media de la madrugada, con un cansancio descomunal por la consecuencias de las largas caminatas de la jornada, Aurori miró su reloj cuenta recorridos y marcaba más de veintidós mil pasos. Caímos muertos de cansancio sobre las camas de las habitaciones. A la mañana  siguiente bajamos otra vez por la calle de San Fernando ante de llegar al final de la calle, hacia  la derecha encontramos un pequeño establecimiento en la calle Corregidor Luis de la Cerda, 7 el local que daba su terraza a la calle del Amparo, se llama Venca Café, nos sirvieron cafés y zumo acompañado de unos delicioso y sabrosos bollos rellenos, que los llamaban Manoletesen total nos costó veintiún euros,  decidimos volver después de comer a comprar el  sabroso pastel Cordobés, por no ir cargado durante toda la mañana con ellos, en nuestras visita continuada por la Judería Cordobesa. Sin darnos cuenta se nos hizo la hora del almuerzo, íbamos para  Campos de Toros, pero tampoco se encontraba libre mesas, y no teníamos mucho tiempo  para la espera del bufete,   se quedará libre, yo insinué que en la noche anterior vi unas Terracita en una calle muy cerca de donde nos encontrábamos y para ya nos fuimos llegando, sobre las trece y media de aquel recordatorio  y alusión  domingo veinticuatro de Septiembre del dos mil veintitrés nos encontramos sentado los  cuatro el la Taberna la Alquería,  en la calle Enrique Romero Torres, 3 degustando unos platos de Berenjena con miel, concretas rellena de jamón con setas, y unas tostas ahumados de filete de sardinas,  preparados por ello que fue el plato más demandado por los comensales y de postre unas tarta de queso elaborados por la cocina y una sabrosa torrija empapada de una rica mermelada,, acompañada de un frío helado. Tampoco nos resultó caro, con cafés y licores, la factura no llegó a los setenta euros comiendo estupendamente. Nos levantamos y fuimos donde está mañana desayunamos  en Venca Café,  para comprar y llevar el sabroso Pastel Cordobés, pero al llegar hacia allí, y entrar en el establecimiento para compra el productos, nos dijeron que no tenían existencia, y salimos decepcionado con dirección a otra tienda, en la mitad de camino pasamos por una nueva empresa, que si no llamo, a mis compañeros la atención, por mi curiosidad, se hubiese 

Pasado   de largo, al retroceder mis  amigos de aventura, entramos en la industria, destinada para los Apartamentos Turísticos de Córdoba Atrium, en el suelo de baldosa de cristal transparente, se divisaba una columna y un brocal de pozo Romano, que se encontró en la reciente reforma de la cafetería, y sobre su mostrador se encontraba dos grandes circunferencias cortadas en porciones para su venta del dulce con Cabello de Ángel, que no tuvieron ninguna negativa en vender el kilos y medio que alcanzaba cada Roscón, nos lo prepararon en cajas hexagonales de cartón envuelta en papel  y atado con una fina cuerda de esparto con la fotografía en la parte superior de  los arcos de la  Mezquita,  y salimos hacia el apartamento para recoger las maletas y solicitar un taxi, que fue imposible encontrar, decidimos coger "el coche de San Fernando todo el camino andando " hacia la estación que nos separaba del centro tres kilómetros, era un cuadro maletas rodantes en cada mano y la plataforma circular del delicioso postre Cordobés, "me recordó la imagen de los turistas venidos en vuelos surcando los largos  pasillos de aeropuerto  Madrid-Barajas desde Mallorca con sus ensaimadas de encargos para sus familiares en otra épocas". Recorrimos los tres kilómetros llegando a Córdoba central en los próximos cuarenta y cinco minutos, llegando al tren quince minutos antes de su salida hacia Madrid, ya  en casa repartimos las porciones del pastel Cordobés para los próximos días en desayunos y para otras horas fuera de horario de comida. Agotando en un Santiamén el suculento y apetitoso dulce Cordobés.




Enrique Manuel Hidalgo para El País de la Piel de Toro.








  
















 

 



     
          









   
  



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