El País de la Piel de Toro
5 /3 / 2012
Es increíble la cantidad de francotiradores que ahí . Sin que nunca erraron el tiro, con palabra al diestro y siniestro. Y cuando alguien propone algo se le tiran al cuello, como es el caso de las personas famosa. (José Mª Iñigo) como es su caso, lo comento ese día en Radio, él me animó a dejar este documento, escrito.
como dice la canción de Julio Iglesia, amigo no sea gaviota en el mar, que la gente a punta a matar, vuela, vuela más alto.
Recordando el cobarde francotirador agazapado, sin saber de antemano por qué Dios sabe disparo, y no falló, quizás si tener conciencia o remordimientos interiores.
Hagan cómplice de su mal puntería. Esto! mi querido amigo¡. Ocurrió un día de Paz, en primavera de los años, mil novecientos noventa.
Y como un francotirador energúmeno, le estaban calentando la cabeza a ese bestia de encargado. Dos compañeros de Trabajo, también uno era de de ello, un jefe, o eso creía yo, pero con esa actitud, es de dudoso la alabanza que desarrollo en años de franquismo.
Decían las malas lenguas, que se se afilió a un CCOO, para defender a los trabajadores indefenso en la época de unos organismos europeos de nacionalizaciones disfrazadas.
O subir los escalones de tres en tres, en grandes zancadas, sin pisar el primero, Que es el escalón más humilde de todos.
Fue un soleado día, lo recuerdo muy bien, el tiro me dejó una profunda herida, en mi alma. Sin llegar matar, como hubiese querido él. Yo iba tan contento a mi puesto de trabajo, después de una larga caminata, que separa de mi domicilio, unos dos kilómetros.
Me apetecía andar, entre fumando a la empresa con mi ducados en mano. Una pasión, que disfrutaba, aunque reconocía que era perjudicial para mi salud, como comprobé unos minutos después.
Abrí la puerta, dije los buenos días como cada mañana, observe que en la mesa de enfrente estaba sentado, como de costumbre este elemento, de pie, estaban dos compañero hablando con él, como siempre elogiando.
Esteban poniéndole la cabeza loca, sabían a quién dirigirse, carga de munición al rifle. Estos dos bribones, les hacían referencia del día anterior, se murió un amigo suyo de unos veinticinco años.
Cómo si se trataba de una muerte injusta cualquiera, todo giraba sobre él, ¿como tan joven podía haber fallecido,? la vida no le dio otra segunda oportunidad.
Tanto le marearon supongo, que nada más entrar en la oficina me dispuse satisfacer sus exigencias, no había cerrado la puerta de entrada, cuando este "caballero" en grito eufórico, diciéndome: que yo que tenia que haber muerto y no ese repartidor de Driver. (empresa especializa en transporte de productos Ópticos en los 80 y 90, del siglo XX,).
Seguro que ni le conocía al muchacho este individuo, esa rabia me tenía él, por que no soportaba que yo, entrara fumando con mi alegre juventud, ese día me envejeció varios años con ese disparo a matar me dio de lleno.
Hasta que le Jubilaron a este señor. Eso que años después me enteré que su mujer era una fumadora de cigarrillos en su casa.
Muchas veces me hice esta pregunta ¿si tendría los suficientes huevos para desear su muerte a su fumadora compañera.
Fumar, llevo desde los catorce años, él no tiene nada que ver con que yo lo dejara de fumar años después, pero sí, en cambio el solitario desprecio que le pude tener, por el recuerdo tan vil y miserable hacia su persona.
Mis más allegados amigos y familiares, me animaban a dejar el tabaco, Jamás pensaría en esta frase elocuente de este exaltado feroz compañero.
Años después a mi cuñado en su lecho de muerte, le confesé, esta atrocidad, pues ellos sí que me dieron la tabarra continuamente en dejar el tabaco. Al final lo deje cuando pasado cuatro años del nacimiento de mi hijo, era él quien me lo pedía. El mes primero es el más fastidiado. Creí que no iba a tener fuerza de voluntad para dejarlo. Pero si, la tuve, ¿y tú si estas dispuesto a dejarlo?, puedes.
otra entrada a este blogge, https://manuelelhidalgo.blogspot.com.es/2015/05/vida-despues-de-la-muerte.html